¡Todos al circo!

La Santa Sede saludó a los artistas por su Día

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Con motivo de la IV Jornada Mundial del Circo celebrada este sábado 20 de abril, el cardenal Antonio Maria Vegliò, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, dirigió un saludo al doctor Urs Pilz, presidente de la Federación Mundial del Circo con sede en Mónaco, ente promotor de la celebracion anual.

La fecha tiene como objetivo concientizar sobre la realidad de este arte milenario, buscando preservarlo y promoverlo como Patrimonio Cultural de la Humanidad. 

En su mensaje, el cardenal Vegliò recuerda que el circo es una realidad con un «alto valor sociocultural y antropológico», el cual es visto con esperanza por la Iglesia, debido a que se esfuerza en construir día a día, «la fraternidad universal y la comunión entre las personas y los pueblos».

A continuación, el texto íntegro del mensaje enviado al doctor Pilz.

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Con gran alegría le expreso mis cordiales mejores deseos para usted y para toda la comunidad circense, en ocasión de la IV Jornada Mundial del Circo, patrocinada por la Federación Mundial del Circo, bajo el alto patrocinio de la princesa Estefanía de Mónaco.

El Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, se une a esta loable iniciativa, que tiene como objetivo dar a conocer el alto valor socio-cultural y antropológico del circo. Felicito a todos los que contribuyen a hacer de este día un acontecimiento de gran importancia, proyectando a hombres y mujeres de todos los continentes más allá de las fronteras y las barreras culturales y sociales.

Este evento, de hecho, es una excelente herramienta para instar a todos a apreciar y profundizar el mensaje de solidaridad y hermandad, del que el circo es guardián y testigo.

Me complace la idea de que durante este día especial, en un ambiente de comunión y de diálogo, de apertura y aceptación, muchas personas de todas las edades podrán disfrutar de lo que constituye la esencia de la vida circense, su vocación e identidad.

El sábado 20 de abril, los circos de todo el mundo abrirán sus puertas a los visitantes para testimoniar  los valores que siempre han caracterizado a la tradición circense, como “el amor por la familia, el cuidado de los más pequeños, la atención a las personas con discapacidad, la atención los enfermos, los ancianos y la mejora de su riqueza de experiencia […] el diálogo entre las generaciones, el significado de la amistad, el gusto del trabajo en equipo”.

Así se expresaba el santo padre Benedicto XVI en su discurso a la gente del espectáculo itinerante, acogiéndolos en la Audiencia del 1 de diciembre de 2012.

En esa ocasión, el papa también ha querido destacar que, a través de los espectáculos, juegos y coreografías, al ritmo de la música y la danza, con el encanto de las actuaciones de excepcional valor artístico y deportivo, el circo crea oportunidades únicas para la comunicación y la socialización entre los grandes y pequeños, despertando sentimientos de amistad, y oportunidades para la recreación serena, que el hombre contemporáneo tanto necesita.

Con este mensaje deseo expresar la gratitud de la Iglesia a las asociaciones y a los artistas de circo de todo el mundo. En particular, nuestro pensamiento se dirige a los circos que, con valentía y generosidad, viajan a los países afectados por la guerra, la violencia y los desastres naturales, para ofrecer a tantas personas que sufren –especialmente a los niños y ancianos–, momentos de paz, serenidad y alegría.

En un mundo con frecuencia marcado por tensiones y desigualdades, de una mentalidad a menudo egoísta e individualista, «tenemos que ver la luz de la esperanza y darnos a nosotros mismos esperanza», según la exhortación dirigida a todos por el papa Francisco en la homilía de inicio de su ministerio petrino (19 marzo 2013).

También debemos tener la valentía de expresar la bondad y ternura –nos ha dicho el Pontífice–, cuidando de ofrecer amistad en el respeto y en el bien. La Iglesia, por tanto, mira con confianza al mundo del circo, que se caracteriza por las mismas disposiciones humanas, y comprometido con la construcción de la fraternidad universal y la comunión entre las personas y entre las naciones.

Le deseo mucho éxito en la iniciativa, invocando la bendición divina.

Cardenal Antonio Maria Vegliò
Presidente

P. Gabriele Bentoglio, CS
Subsecretario

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Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

Para conocer más de la Federación Mundial del Circo: www.circusfederation.org/

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ZENIT Staff

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