Rí­o 2013, una semana después

Concluida la JMJ brasileña, el pensamiento va a Cracovia 2016

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Ahora que la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil ha concluido, muchos de los peregrinos que han vivido este evento, miran hacia atrás y reflexionan sobre los momento inolvidables vividos.

Durante una semana, Río de Janeiro se ha llenado de peregrinos, llegados de todo el mundo a la metrópoli sudamericana para encontrarse con el papa Francisco, junto a millones de jóvenes con los que comparten la fe.

La celebración culminó con la misa conclusiva del domingo pasado en la playa de Copacabana, en la que estuvieron presentes más de 3 millones de personas. Como es costumbre, el papa anunció la sede la próxima JMJ durante el Ángelus: Cracovia, en Polonia.

«Todos parecen estar muy felices del hecho que la JMJ vuelva a la tierra de su fundador, Juan Pablo II», ha declarado a ZENIT, Pedro Guevara-Mann, productor de Salt and Light. Guevara-Mann que acaba de terminar su estancia en Río, cubriendo toda la semana de celebraciones, ha dicho que la JMJ del 2016 será también significativa, ya que coincidirá con el 30ª aniversario de la primera JMJ oficial, que tuvo lugar en 1986.

Una de las características de la JMJ de este año ha sido la persistente lluvia. Lejos de desanimar el espíritu de los peregrinos, sin embargo, Guevara-Mann ha afirmado que, en realidad «ninguno parecía que le diera importancia».

«La gente sencillamente estaba mojada – ha dicho el productor-. En la ceremonia de bienvenida del santo padre, con referencia a los ‘cariocas’, es decir a los habitantes de Río de Janeiro, ha dicho que «siempre he sabido que a los cariocas no les gusta el frío ni la lluvia pero vosotros estáis demostrando que vuestra fe es más fuerte que el frío y que la lluvia».

El evento que más significado ha dado a la semana, ha añadido Guevara-Mann, ha sido precisamente la ceremonia de bienvenida al papa. El productor ha subrayado como la presentación musical, titulada Rio of Faith, ha sido la demostración de cómo Brasil está profundamente arraigada en la Fe, «Recordaré siempre cuando Francisco pidió un aplauso para Benedicto XVI. Nos ha asegurado que Benedicto XVI estaba viendo la TV en ese momento».

Otro momento clave, según Guevara-Mann, fue el Vía Crucis del viernes, que se ha convertido en uno de los momentos tradicionales de la JMJ. Las estaciones, ha dicho, no han sido «representaciones dramáticas: sino más bien han sido expresiones no-literales de ambientación carioca. Cada una de ellas estaba unida a una problemática particular que los jóvenes afrontan hoy en día».

«Todas las estaciones han sido conmovedoras – ha continuado – muy sencillas y tocantes, y creo que han hablado a los jóvenes en un modo en el que la Iglesia no suele hablarles».

El sábado pasado, cerca de 3 millones de personas llenaron la playa de Copacabana para participar en la Vigilia de oración con el papa Francisco. «La vigilia ha sido una de las más potentes de las que yo he asistido», ha declarado Guevara-Mann. «La música era perfecta y llena de oración; todo estaba en su sitio: música, símbolos, testimonios, adoración, el mensaje del santo padre. Ha sido realmente una noche en la que Dios ha sido adorado sobre la playa de Copacabana».

«Nunca olvidaré cuando el papa dijo a los jóvenes que, para la formación, debemos orar, recibir los sacramentos y amarnos unos a otros. Nos hizo repetir a todos estos tres conceptos y luego agregó, «no lo vais a olvidar ¿verdad? ¿mañana os acordaréis?».

Durante la semana, y más que nunca en la misa de clausura, Guevara-Mann observó cómo «se ha producido un gran desarrollo intelectual pero también emocional y espiritual. Ha habido muchos momentos emocionantes, como el testimonio de la familia de la niña anencefálica, que fueron invitados a subir durante el ofertorio y también durante la vigilia, cuando un joven en una silla de ruedas, pidió a todos coger la cruz que teníamos en las mochilas y sujetarla en la mano: «toma tu cruz». Ésta es la cruz que te da fuerza».

«En un momento, durante la Jornada Mundial de la Juventud, Cristo nos invita a dejar de ser simplemente los discípulos y nos envía como apóstoles. Este último fue el tema de la Jornada Mundial de la Juventud: «id, y haced discípulos a todas las naciones». El papa Francisco nos ha recordado una vez más que ser discípulos es también ser misioneros. Esta fue la esencia del evento».

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Ann Schneible

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