El papa francisco abrió en la tarde de este miércoles en Roma, el 184º capítulo general de los agustinanos con una misa celebrada en la iglesia de San Agustín, dedicando al santo de Hipona sus pensamientos.

Invitó a moverse por la inquietud personal de conocer a Cristo y traducirla en apostolado.  Todo el contrario de un acomodamiento espiritual de algunas comunidades llenas de comodidades, en los que a veces se puede reducir la vida de las órdenes religiosas.

El santo padre al llegar a la iglesia, famosa por la tumba se Santa Mónica, por un cuadro del Caravaggio, y la popular devoción a la Virgen del buen parto, hizo detener el auto en la entrada. Bajó del vehículo para saludar a la gente que le esperó allí durante varias horas. Llevaba en su mano una biblia en su custodia de tela.

En el capítulo que durará hasta mediados de septiembre, decae el mandato del actual prior general, el padre Robert Prevost, y los 90 padres capitulares deberán elegir a uno nuevo. Además se preparará el programa para los próximos seis años.

El papa que dedicó su homilía al autor de Las Confesiones aseguró en su homlía que “el corazón de san Agustín tiene algo aún que enseñarlos”, e invitó a quien “se siente indiferente hacia Dios, hacia la fe, a quien está lejos de Dios o lo ha abandonado”, a mirar en lo profundo de su propio corazón y preguntarse: “¿Tienes un corazón que desea algo grande o un corazón dormido por las cosas? Y eso se aplica también a nosotros con nuestros “abandonos”, dijo.

El pontífice recordó que el corazón lleva a Agustín a encontrar a Jesús, pero cuando lo encuentra "no se cierra en si mismo como quien ya ha llegado, pero sigue su camino". Y esta inquietud de encontrar la verdad y a Dios "se vuelve la inquietud de conocerlo siempre más y salir de sí mismo para hacerlo conocer a los otros", y entonces "la inquietud se vuelve pastoral".

"Y Agustín se deja inquietar por Dios, no se cansa de anunciarlo, de evangelizar con coraje, sin temor, busca ser la imagen de Jesús el Buen Pastor que conoce sus ovejas. Y como me gusta repetir se siente el olor de las ovejas”. Porque "el tesoro de Agustín, es la actitud de “salir siempre hacia Dios, hacia el rebaño".

“Con dolor pienso a los consagrados que no son fecundos, y que son solterones". En cambio "la inquietud del amor lleva a ir a encontrar al otro, sin esperar que sea el otro quien manifiesta su necesidad”. Y añadió: "Nosotros debemos preguntarnos cada uno ¿Cómo va mi fecundidad pastoral?

Un amor que "lleva a buscar el bien del otro, de la persona amada, con aquella intensidad que lleva también a las lágrimas".