El próximo 13 de octubre serán beatificados en Tarragona mártires del siglo XX. Vicente Pecharroman Tristán, miembro de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, ha sido el postulador de dos de las causas de beatificación. En una entrevista realizada por la Agencia SIC, habla de la causa del José Mª Ruiz Cano, Jesús Aníbal Gómez Gómez, Tomás Cordero Cordero y 13 Compañeros, de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos), muertos por odio a la fe en 1936.
Los Misioneros Claretianos fue la familia religiosa que mayor número de miembros perdió durante la persecución religiosa de 1936 en España, con 271 miembros asesinados por odio a la religión. Entre ellos, están los conocidos como Mártires de Barbastro, historia llevada al cine en la película de “Un Dios prohibido”.
Vicente Pecharroman, explica en la entrevista que en un principio se iniciaron dos causas distintas; una en Sigüenza para un sólo mártir, José Mª Ruiz Cano, y otra en Ciudad Real para Tomás Cordero y 14 Compañeros. El 15 de mayo de 1987 ambas causas son reunidas bajo el titulo José Mª Ruiz Cano, Jesús Aníbal Gómez Gómez, Tomás Cordero Cordero Y 13 Compañeros. En este título definitivo figura el nombre de Jesús Aníbal Gómez, colombiano, y único extranjero en el grupo.
Sobre la respuesta ante la muerte de estos mártires cuanta que «de los 16 mártires, 14 eran seminaristas a punto de ser ordenados sacerdotes; la muerte les sorprendió con las ilusiones evangelizadoras apenas estrenadas. Su grito ante la muerte, ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Corazón de María!, había pasado por el filtro del “Via-Crucis” que duró varios días. Gritaban aquello por lo que habían vivido y por lo que consideraban que valía la pena incluso morir. Abrazados a la cruz de Cristo, llenos de confianza, se entregaron en las manos del Padre, que los llamó, y de la Madre que siempre los acompañó». Y añade que «aquellos jóvenes aceptaron la muerte violenta desde la confianza en Dios y desde el perdón a quienes les quitaban la vida. Su gesto martirial es un poderoso anuncio de la esperanza en aquel cielo nuevo y la nueva tierra en que habitará la justicia”
Así mismo afirma que los cristianos de hoy en día «tienen en estos mártires un ejemplo de que la fe en Dios es capaz de dar sentido a la vida y de llenar el corazón de esperanza frente a las mayores dificultades»