¿La homilía escrita?
– Ventajas: si es escrita no se divaga, implicaría responsabilidad.
– Desventajas: podría perder espontaneidad y naturalidad, parece que esa homilía no ha nacido de su vida espiritual, el oyente no presta tanta atención.
– ¿Qué concluir? Ciertamente hay que evitar la improvisación. Pero un discurso no es un escrito. Llevar la homilía preparada, sí, pero no perder el contacto con el auditorio, y tratar de memorizarla, si es posible. Otros prefieren llevar un esquema solamente. Cada quien es libre, pero lo que sí hay que hacer es preparar la predicación durante la semana.
¿Homilía participada?
La misa dominical no parece la ocasión más propicia para hacer una homilía “participada”, es decir, haciendo alguna pregunta en aquellos que me escuchan. Sólo en el caso de una misa a la que asista poca gente y habitualmente la misma, podría hacerse. Pero incluso en este caso, el celebrante debe procurar que sea realmente una homilía y no una simple yuxtaposición de sentimientos subjetivos (sin olvidar que casi seimpre son unos pocos los que hablan y más lo que callan).
¿Cuánto tiempo?
Si es homilía, es preferible la brevedad que el alargarse y cansar. Dicen los expertos que difícilmente es posible conservar la atención más allá de diez minutos, especialmente en nuestra cultura basada más en imágenes visuales que en palabras. A menudo una homilía larga es fruto de no haberla preparado debidamente. Hay que salpicar la homilía con dos ejemplos que ayuden a renovar la atención.
Si es discurso o charla, puede durar una hora. La gente ya viene dispuesta a escuchar ese tema de interés que tú propones, ya sea tema de fé, de moral o científico y educacional. Se puede hacer uso de diapositivas o slides, en forma de esquemas atractivos y esquemáticos. Pero será la expresividad y el entusiasmo del predicador, lo que más agradecerán quienes escuchan.
¿Cómo preparar un esquema de predicación?
– El objetivo: es la finalidad de esa predicación que, aunque no la nombro, sin embargo cuanto digo está dirigido a ese objetivo.
– La introducción: no debe ser larga. Se logra una buena introducción con un hecho, una noticia, una vivencia, un buen nexo con los domingos anteriores.
– El tema: cierra la introducción. Es la idea central de las lecturas bíblicas de ese domingo. Los clásicos lo llamaban proposición. Ese tema puede estar dividido tres