Luego de tres semanas de vivir una experiencia única, los sacerdotes chalacos junto con su obispo, monseñor José Luis del Palacio regresaron a la diócesis después de haber participado en una peregrinación a Tierra Santa.
En esta entrevista, el padre Jorge Escorcia, vicario episcopal compartió su experiencia de esas semanas vividas, en la que junto a monseñor José Luis y casi la mitad del clero conocieron la tierra de Jesús y de los primeros cristianos.
Esta es la primera vez en la historia de la Iglesia del Callao, que un grupo importante del clero realiza una peregrinación hacia esas latitudes junto con su obispo, en el marco del Año de la Fe.
¿Cómo nace esta iniciativa de que el Clero del Callao viaje en peregrinación a Tierra Santa?
–Padre Escorcia: Ha sido una iniciativa plasmada por el Obispo del Callao, Mons. José Luis del Palacio, ya que con la apertura del año de la fe, el Papa invitaba hacer una renovación del bautismo y visitar los lugares sagrados.
Veíamos en principio como imposible realizar esta peregrinación, por la salud propia de las edades de presbíteros muy mayores, a eso sumado las dificultades económicas de mucho de nosotros. Sin embargo, la animación permanente de Monseñor José Luis a querer disfrutar de la presencia del quinto evangelio, que es el lugar donde Jesús ha podido actuar, nos llevó a poder decidir participar de esta peregrinación, que ha sido casi como un retiro espiritual.
Hemos tenido catequesis, celebraciones, liturgia en abundancia y hemos podido disfrutar plenamente de los lugares donde los primeros cristianos desarrollaron la experiencia de la fe.
¿Cuál fue el itinerario de esta peregrinación?
–Padre Escorcia: Fueron tres semanas, partimos el 23 de septiembre y regresamos el 11 de octubre. Ha sido un itinerario organizado por Monseñor José Luis y por el Padre Julio Murillo, Rector del Seminario “Corazón de Cristo”, a quién se le encargó la organización del recorrido.
Llegamos primero a Madrid, luego en la noche celebramos la eucaristía de acción de gracias en la parroquia de la Virgen de la Paloma, una parroquia muy querida por los madrileños. Ahí fuimos recibidos con un gran ágape, el cual comenzó a integrarnos a nosotros los presbíteros de la diócesis. Al día siguiente fuimos a visitar la ciudad de Ávila, lugar histórico donde San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús han podido hincar una reforma de la iglesia y en donde hemos podido ver toda una historia impregnada en las murallas…una ciudad hermosísima, de tantos kilómetros de construcciones en piedra y que se conservan en la mejor forma, indicándonos que realmente que la fe no pasará. Luego en la noche hemos tenido la eucaristía en la catedral primada de Madrid, con el cardenal Antonio Mª Rouco Varela, que nos dio la acogida, contento de ver como la mitad del clero del Callao se había desplazado a esta peregrinación, animándonos a vivir plenamente este acontecimiento.
Luego hemos partido a Galilea, ahí hemos conocido diversos lugares en los cuales hemos recibido catequesis. Un gesto importante, fue cuando monseñor José Luis nos hizo la renovación de nuestro compromiso sacerdotal de cara al proceso de la Nueva Evangelización en nuestra diócesis.
Continuando con nuestra peregrinación, nos trasladamos a Belén, ahí estuvimos cinco días y de ahí nos desplazamos a Jerusalén, donde hemos tenido una experiencia maravillosa de la natividad de Jesús, la visita del campo de los pastores… Pudimos comprobar que todo lo que se nos habla desde la escritura es una verdad, están ahí los signos, los lugares que todavía nos muestran con veracidad lo que aconteció para salvación para la humanidad.
Sin duda, lo más impactante fue celebrar la eucaristía en la tumba de Jesús, donde se nos da la veracidad que Cristo no está muerto. Hemos venido muy contentos y entusiasmados, llenos de este espíritu que inundó a los apóstoles y a los primeros cristianos a anunciar el evangelio.
Finalmente, nuestro itinerario culminó en Roma, donde tuvimos la hermosa experiencia de estar cerca al papa Francisco en una de sus audiencias generales que realiza en la Plaza de San Pedro. Visitamos las principales iglesias, catedrales, las catacumbas de san Calixto, entre otros importantísimos lugares.
¿Cómo percibió las diversas sensaciones de los presbíteros del Callao en esta histórica visita?
–Padre Escorcia: Como dice el Salmo, al ir llevando la semilla vamos llorando y al volver trayendo las gavillas venimos cantando… nos fuimos con una preocupación al dejar la parroquia, la pastoral, de las dudas que podíamos tener de estar ahí… estando allá, se nos olvidó todo. Hemos visto la solidaridad y fraternidad de los sacerdotes jóvenes acompañando a los sacerdotes mayores, ayudándolos a subir al bus, al caminar, de ir al paso de los que están más delicados de salud. Todo esto ha sido una bonita experiencia que ha roto la parte humana que nos ha hecho vivir el sentido de la fe…somos miembros de un solo cuerpo y de una sola iglesia.
(RED/JAVV)