Este fin de semana, miles de fieles de todo el mundo llegaron a Roma para dar testimonio de la alegría de la vida cristiana durante la peregrinación de las familias en el Año de la fe. Entre los momentos más conmovedores del evento estuvieron las experiencias de las parejas, casadas y comprometidas, que dieron testimonio no solo de las alegrías, sino también de las dificultades que atraviesan las familias cristianas en su vida cotidiana.
Noemi Addestri, una joven de Roma, dio su testimonio junto a su novio, Emiliano Salamone. Hablando sobre un problema que afrontan muchas parejas jóvenes de Europa, Noemí y Emiliano contaron al santo padre Emiliano que a pesar de enfrentar dificultades económicas, han optado por encomendarse a Dios y casarse la próxima primavera. El papa Francisco, que ha hablado en muchas ocasiones sobre las dificultades de desempleo que afectan a muchos jóvenes, les felicitó y los encomendó por su valentía.
Noemi ha hablado con ZENIT sobre su experiencia y la importancia de este peregrinación de la familias para su propia vida como cristiana y para su futuro matrimonio.
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¿ Puede presentarse?
-- Me llamo Noemi Addestri, tengo 27 años y vivo en Roma. Soy licenciada en Letras y desde hace dos años trabajo en el Foro de las Asociaciones Familiares.
Soy la tercera de siete hermanos y he crecido en una familia cristiana. Esto ha sido determinante para mi vida, primero porque sé que si mis padres no hubiesen conocido el amor de Dios yo no habría nacido y también porque a través de ellos he podido yo también tener una experiencia seria del amor de Dios en mi vida.
Hace cuatro años empecé a salir con Emiliano y poco a poco el Señor ha hecho con nosotros una historia preciosa, que primero nos ha llevado a conocernos profundamente el uno al otro, y después a amarnos en la verdad, buscando siempre basar nuestra relación en Jesucristo. De hecho, nos hemos dado cuenta de que el amor humano, si bien es importante, no puede bastar para garantizar la felicidad de un matrimonio, porque nuestras diferencias a menudo nos han llevado a estar en desacuerdo. De aquí ha nacido la conciencia de podernos donar verdaderamente el uno al otro solamente pidiendo esto al Señor, a través de la oración y los sacramentos. Esto nos ha llevado a tener en el corazón el deseo de casarnos por la Iglesia.
¿Por qué han sido elegidos para dar su testimonio al santo padre?
-- Hemos sido elegidos para dar nuestro testimonio delante del papa porque hemos tomado la decisión de casarnos en un momento de gran crisis económica, que ha quitado la esperanza y la confianza en el futuro a muchos jóvenes. El no poder confiarse en un trabajo estable, en la posibilidad de tener una casa, da mucho miedo, por lo que puede llevar a muchos jóvenes a creer que en esta precariedad no es posible construir un futuro o tener una familia. Casarse hoy, por tanto, significa ir contracorriente y, en un cierto sentido, ser revolucionarios. Emiliano y yo, en nuestra pequeñez, nos sentimos llamados a participar en esta revolución. Tampoco nosotros tenemos una casa, yo tengo un trabajo que definiría como precario, y Emiliano no trabaja. Pero todas nuestras seguridades son el Señor, porque hemos vivido hechos concretos que nos han hecho experimentar que su amor por nosotros es "para siempre", y por tanto no nos abandona nunca. Si el Señor está con nosotros, ¿de qué podemos tener miedo?
¿Qué han contado en su testimonio?
-- Teniendo a disposición poco tiempo, hemos podido decir con pocas frases que no tenemos un trabajo seguro y ninguna certeza material. Ni siquiera sabemos como pagaremos el alquiler de la casa. Pero rezando juntos y confiándonos al Señor, hemos decidido casarnos en primavera.
Después de su testimonio, han saludado al papa. ¿Qué han hablado con él?
-- Estábamos muy emocionados, sobre todo yo, por lo que no hemos hablado mucho. En cuanto nos ha visto, nos ha estrechado las manos con afecto y sonriendo nos ha dicho que somos valientes. Nosotros le hemos pedido que nos bendijera y rezara por nosotros. Y él ha contestado "rezad por mí vosotros también".
¿Qué piensa sobre esta peregrinación de las familias? ¿Por qué es importante este evento para ustedes y para la Iglesia?
--Esta peregrinación quería ser una fiesta dedicada a todas las familias y una ocasión de encuentro y de comunión entre las familias del mundo y el santo padre. Por tanto también un momento de aliento para todos aquellas parejas que han sentido el deseo de casarse, porque la familia nace del matrimonio, que tiene sus raíces en el noviazgo. Necesitábamos que el santo padre nos diese palabras de esperanza, porque la "cultura de lo provisional", como la ha llamado el papa Francisco, "nos corta la vida a pedazos" y nos hace creer que nada puede durar para siempre. ¿Cómo deciden dos jóvenes crear una familia si todo rema contra esta elección? Es difícil encontrar un trabajo que dé las garantías, y no hay políticas que ayuden a las familias, ni para las numerosas. Esto puede llevar con facilidad a renunciar a casarse, a tener hijos, a echar raíces. Pero las palabras del papa Francisco sobre esto han sido de gran ayuda. "Encontrar trabajo hoy supone mucha fatiga. Pero lo que más pesa en la vida no es esto: lo que más pesa de todas las cosas es la falta de amor". El verdadero impedimento en un matrimonio no es la falta de dinero, sino el no donarse completamente el uno al otro, el no perdonarse cada día. Pero esto se puede hacer solo si sabemos que es Dios el que nos da antes ese amor, que de otra forma nosotros no tendríamos. Solo Dios nos permite poder hacer una promesa fundada sobre la eternidad, yo sola no sería capaz de dar ninguna garantía. Por esto el santo padre ha hablado del sacramento del matrimonio, el cual los esposos necesitan porque a través de él reciben la gracia "para estar unidos entre ellos y para cumplir la misión de padres".
Esta fiesta ha sido una ocasión para ser testigos de la belleza de la familia y de la alegría que viene del vivir la fe en familia, en el matrimonio y en el noviazgo. Estamos realmente agradecidos con el papa Francisco por su cercanía, por habernos dado palabras de ánimo que nos acompañarán siempre en nuestro camino.
Traducido del italiano por Rocío Lancho García