Panamá: finaliza el Año Jubilar del quinto centenario de la primera diócesis en América

El cardenal Cañizares, como enviado especial del Papa, celebra la misa de clausura

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El cardenal español Antonio Cañizares Llovera pidió a los panameños “emprender la reevangelización” en su modo “más radical” con “el amor de Cristo”. Lo hizo al clausurar el jubileo por el quinto centenario de la creación de la primera diócesis en tierra firme del continente americano, ha informado la agencia de noticias EFE.

El pasado 18 de enero, el papa Francisco nombró al cardenal Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, su enviado especial para las celebraciones conclusivas del jubileo celebrado en el quinto centenario de la primera diócesis en tierra firme de América (Santa María la Antigua) en Panamá, que ha tenido lugar los días 14 y 15 de febrero de 2014.

El purpurado bendijo una imagen de Santa María La Antigua, patrona de Panamá, que será enviada al Darién, la selva donde se inició oficialmente la evangelización en el continente americano el 9 de septiembre de 1513.

El cardenal Cañizares presidió la misa con la que se clausuró el año jubilar, acompañado por una veintena de obispos de España, Colombia y Centroamérica y a la que asistieron miles de católicos.

“Se siente aquí, verdaderamente, que está la Iglesia, el gran pueblo de Dios, que ha recibido y acogido hace ya más de quinientos años el Evangelio de la alegría, de la esperanza, que nos hace sentirnos verdaderamente hermanos”, afirmó Cañizares durante la homilía.

El cardenal trasmitió un “recuerdo, un cariño muy especial del Papa (Francisco) que tanto los quiere, no solamente su bendición sino su cercanía su palpitar con el mismo corazón con el que ustedes palpitan”.

Asimismo – continúa EFE – alentó a dar “un impulso vigoroso para la reevangelización, ayudados por la gracia de Dios, sin pausa, ni temor, ni desmayo, amando a Jesucristo. La tarea es inmensa y ciertamente ardua, pero sabemos y tenemos la certeza que para Dios nada hay imposible”.

Además, añadió que “no es la cultura dominante, no son los criterios humanos la medida de nuestro pensar y de nuestro actuar sino es la sabiduría de Dios que es la única capaz de salvar al mundo”.

El cardenal afirmó que “el mundo necesita a Jesucristo, no podemos quedarnos impasibles”, sobretodo ante los que “sufren el desamor, el olvido de los hombres” y “a pesar que seamos flojos, hay que ayudarlos”. Por otro lado, criticó el conformismo con las injusticias en una “sociedad típicamente pagana” y el exceso en el ejercicio de la libertad de espaldas al amor y a los desfavorecidos “y ese es el reto, que los hombres vivan con Dios y con esperanza de vida eterna”.

“Los cristianos no somos espectadores, hay que volver a evangelizar, hay que anunciar el Evangelio en su realidad más radical, como si nunca lo hubieran escuchado en el hogar, en el vecindario, sin complejos, ni temores, con sencillez e inmenso amor hacia todos”, apuntó.

Por otro lado, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos llegó a la capital panameña el jueves y fue condecorado por el Gobierno con la Orden Vasco Núñez de Balboa, en el Grado de Gran Cruz.

Los festejos por los 500 años de la primera diócesis en tierra firme de América comenzaron oficialmente en noviembre de 2012 con una eucaristía presidida por el cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, como enviado especial de Benedicto XVI.

El 9 de septiembre de 1513, el papa León X firmó la Bula “Pastoralis officii debitum” con la que erigía la diócesis de “Santa María la Antigua del Darién”. Más tarde todo el mundo se dio cuenta de que había resultado ser la primera diócesis erigida en la tierra firme americana.

La historia dice que la nueva diócesis recibió el nombre del villorrio fundado el 1510 por Balboa y Enciso, bautizado con el nombre de Santa María la Antigua en cumplimiento de la promesa a la Santísima Virgen María si salían bien librados en el encuentro con los indígenas. En la Bula se eleva al rango de Catedral la capilla, un humilde bohío del cacique Cémaco, y el villorrio recibe el título de ciudad. La sede fue posteriormente trasladada a lo que se conoce como Panamá la Vieja en 1521, desde donde la torre de la Catedral sigue hablando de las raíces de la vida cristiana en estas tierras.

La historia refiere que, al divisar desde lejos el mar desconocido, el clérigo Andrés de Vera, capellán de los expedicionarios, guió al grupo a cantar el Te Deum y que Vasco Núñez de Balboa, al entrar en sus aguas hasta las rodillas, llevaba en una mano un estandarte sobre el cual estaba representada la imagen de Santa María la Antigua.

El papa León X nombró primer obispo al franciscano fray Juan de Quevedo, al que sucedió el dominico fray Vicente de Peraza y así, en una sucesión apostólica, 47 obispos hasta Mons. José Domingo Ulloa. Hoy el territorio panameño se halla subdividido en 8 circunscripciones eclesiásticas.

Santa María la Antigua, declarada patrona de la República de Panamá el 9 de septiembre del año 2000 por la Conferencia Episcopal Panameña y ratificada como tal por el papa Juan Pablo II, ha acompañado con su mirada y su protección materna los comienzos de la predicación del Evangelio en estas tierras y sigue siendo punto de referencia para sus gentes.

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ZENIT Staff

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