Obispos argentinos proponen la oración de S. Francisco para fiesta nacional

Los obispos reiteran que el mensaje ‘Felices los que trabajan por la paz’ es sin animosidad, ni opositor ni oficialista, y que indica un problema existente agravado por el narcotráfico

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Junto a las reflexiones que presentamos “Felices los que trabajan por la paz” en el día de hoy, queremos proponer al pueblo de Dios y a todos los hombres de buena voluntad, una oración para que se rece la próxima fiesta patria del  25 de mayo.

Lo indicó la Conferencia Episcopal Argentina, en un comunicado en su web, publicado el mismo día que el documento en el que invitan a no acostumbrarse con las situaciones de violencia existentes.

“Invitamos a que ese día en las diócesis del país, en las catedrales y santuarios, en las parroquias, capillas y en los hogares se ore por la convivencia pacífica de los argentinos utilizando la Oración por la Paz de San Francisco”.

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, que yo ponga el amor,donde haya ofensa, que yo ponga el perdón;
donde haya discordia, que yo ponga la unión;
donde haya error, que yo ponga verdad;
donde haya duda, que yo ponga fe;
donde haya desesperación, que yo ponga esperanza;donde haya tinieblas, que yo ponga  luz;
donde haya tristeza, que yo ponga alegría.

Señor, haz que yo no busque tanto: ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.

Porque: dando es como se recibe,
olvidándose de sí es como uno se encuentra,
perdonando es como se recibe el perdón,
y muriendo es como se resucita a la Vida. 

Que Nuestra Señora de Luján nos cuide con su ternura de Madre y nos acompañe en la oración.

Los obispos argentinos – Pilar – 107 Asamblea plenaria 8 de mayo de 2014, Solemnidad de Nuestra Señora de Luján

Sobre la intervención de la presidenta argentina Cristina de Kirchner, que compararon la situación actual con la de los golpes de Estado de 1955 y 1976, el presidente del Episcopado,monseñor José María Arancedo indicó: «Yo viví lo de 1955. Nadie puede decir que eso estuvo bien. Pero al comparar, uno corre peligro de no ver lo que hoy tenemos que ver»  porque «uno puede pensar que no es tan grave como aquello. Pero es grave».

Consultado acerca de si el Gobierno es consciente de la situación de inseguridad y violencia que vive el país, el obispo dijo: «Entiendo que sí. Nadie puede negar que hay violencia». Y reiteró que no se trata de un ataque al Gobierno, porque la Iglesia «no es ni opositora ni oficialista».  Además, dijo, «no podemos dejar de ser fieles a lo que vemos, a lo que escuchamos. La situación del país tiene luces y sombras. Y a veces las sombras hay que marcarlas».

Y el presidente del Episcopado recordó que hoy además está el  narcotráfico, tema sobre el cual la Iglesia se pronunció diversas veces, porque utiliza a «gente buena, que empieza a prestar servicios menores y termina dependiendo económicamente de quien le da trabajo». Una llaga la del narcotráfico «que vino con ánimo de quedarse», dijo.

Invitó además a «saber convivir con lo diverso» porque «la verdadera unidad se alimenta de lo diverso. Hasta en los propios partidos políticos pueden tener diversas líneas». Y concluyó recordando: «No hubo animosidad. Hubo un llamado de atención y una advertencia sobre una realidad que vemos».

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ZENIT Staff

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