CIUDAD DEL VATICANO, 3 diciembre 2003 (ZENIT.org).- La «riqueza humana y religiosa» que constituye el patrimonio de valores en Italia debe salvaguardarse, expresó Juan Pablo II en un mensaje al presidente de la Cámara de los Diputados, Pier Ferdinando Casini.
En el texto –difundido el martes por la Sala de Prensa de la Santa Sede–, el Papa recuerda su histórica visita al Parlamento italiano el 14 de noviembre del 2002, un hito «en la historia de las relaciones entre Italia y la Santa Sede» pues era la primera vez que un sucesor de Pedro accedía al Aula del Palacio de Montecitorio.
De hecho, el lunes pasado, el Parlamento celebró el aniversario con un concierto y una lectura de las poesías del Santo Padre.
En su misiva a Pier Ferdinando Casini, el Papa agradece la «unánime adhesión» que se dispensaron a sus palabras en la visita de hace un año y destaca la tradición cristiana en la península, constatando que la Iglesia en Italia «ha sido levadura de civilización».
«El Evangelio –anuncio de fe, de esperanza y de amor– ha sido durante los siglos linfa vital para el pueblo italiano, animando en mil maneras la búsqueda de lo bueno, lo verdadero y de lo bello», observa el Santo Padre.
Y la propia Constitución republicana –subraya Juan Pablo II– refleja «de forma elocuente y siempre válida» en sus principios fundamentales «la verdad evangélica sobre el hombre y la sociedad».
De todo ello los italianos se han hecho portadores en «cualquier parte del planeta» gracias «a los testimonios de la fe cristiana heredada de sus padres en la tierra natal».
Este patrimonio espiritual –pide Juan Pablo II– debe ser protegido «porque representa un bien precioso para toda la comunidad civil».
«A esta comprometedora tarea –concluye– ofrecerá su contribución, estoy seguro, la provechosa cooperación que existe entre la Santa Sede y la Republica Italiana».
