CIUDAD DEL VATICANO, 22 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este lunes a sus colaboradores de la Curia romana que dejen incluso la sangre, si es necesario, en el anuncio del Evangelio de Cristo.
Así lo recalcó en el encuentro que al igual que todos los años mantuvo con las personas que colaboran con él en el ejercicio de su ministerio de obispo de Roma para felicitarles por la próxima Navidad.
En el cuadragésimo quinto aniversario de su pontificado, comenzó agradeciendo su servicio: «¿Cómo hubiera podido cumplir las tareas que se me han confiado sin vuestra fiel colaboración?».
«El fin por el que todos juntos nos fatigamos es único –añadió–: anunciar el Evangelio de Cristo para la salvación del mundo. Es una misión que queremos realizar con espíritu de fe y con disponibilidad al sacrificio, si fuera necesario, hasta la «entrega de la sangre»».
«¡Que no desfallezca nunca en nuestro ministerio la fidelidad a Aquel que nos ha asociado íntimamente a su sacerdocio!», pidió Juan Pablo II. «Que en el centro de vuestra vida esté siempre y sólo Él: ¡Cristo!».
«Con el pasar de los años se hace cada vez más profunda en mí esta convicción: Jesús nos pide que seamos sus testigos, que nos preocupemos sólo de su gloria y del bien de las almas», afirmó.
