LA PAZ, lunes, 14 junio 2004 (ZENIT.org).- La fe en la resurrección constituye una ayuda privilegiada para pasar del «sufrimiento» por la pérdida de un ser querido al «duelo», explica un experto.
El padre Mateo Bautista, sacerdote camiliano, es autor de «Orando por nuestros seres queridos» (Editorial San Pablo), subsidio pastoral para los animadores de un novenario de difuntos, que puede se celebrarlo también personalmente en casa, en la intimidad. Su último libro es «Cuentos para el crecimiento» (Editorial Verbo Divino ).
Ante el dolor de un ser querido, «el desafío consiste en pasar del sufrimiento al crecimiento a través de una sana elaboración. Ante el sufrimiento: o yo domino al sufrimiento o el sufrimiento me domina a mí», explica en declaraciones a Zenit.
En este sentido, el religioso sugiere tres ayudas que considera «imprescindibles»: «Saber ayudar», «acudir a una ayuda profesional o grupos de mutua ayuda en duelo», «cultivar la espiritualidad».
«Los sufrimientos son inevitables –reconoce el sacerdote que dirige la página http://www.pastoralsalud.com–. Hay que aceptarlos. Y acompañarlos, elaborarlos y sanarlos. Trabajarse en el sufrimiento eso es el duelo».
«Elaborar bien los duelos, todo tipo de duelo, es una necesidad, un desafío y todo un arte –insiste–. Es hacer calidad de vida. No debemos conformarnos en nuestras crisis con estar en duelo sino con hacer el duelo. No debemos conformarnos con aliviarnos, hay que sanar las heridas del sufrimiento».
Para ello, recomienda, hay que superar «las ideas insanas de la mente sobre el sufrimiento, revitalizando la fe y recreando un proyecto de vida».
«El duelo es una verdad que se acomoda con verdad. No hay que estar en duelo permanente, hay que hacer el duelo a su tiempo». Esto es lo que permite, confirma, «evitar duelos retardados, crónicos o patológicos».