CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 18 junio 2004 (ZENIT.org).- El primer grupo de obispos colombianos que ha venido a Roma para cumplir con su quinquenal visita «ad limina apostolorum» se comprometió ante Juan Pablo II a promover la paz haciéndose eco del magisterio pontificio.
El portavoz de los obispos de las provincias eclesiásticas de Medellín, Barranquilla, Cali, Cartagena, Manizales, Popayán y Santa Fe de Antioquia, en el encuentro conjunto con el Santo Padre celebrado este jueves fue el arzobispo de Medellín, monseñor Alberto Giraldo Jaramillo.
«Santo Padre –dijo el prelado–, nosotros comprendemos que para sembrar la esperanza en nuestras comunidades hemos de dar muy especial prioridad al trabajo por la paz entre los colombianos, una paz que se edifica sobre los cimientos de la verdad, la justicia, el amor y la libertad».
«Una paz que exige superar las divisiones por medio del perdón, una paz a la que llegamos por la reconciliación con Dios y con los hermanos», siguió diciendo en nombre de los presentes el pastor de Medellín.
«Ser potadores de esperanza para Colombia nos compromete a ser ministros de la reconciliación», subrayó.
«Nuestra respuesta a los diversos conflictos que vive el país en el orden social, económico y político no puede ser sino el eco de vuestro magisterio», aseguró.
En este sentido, el prelado ofreció como programa de su trabajo pautas dadas por el Papa, en particular en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del año 2000.
«Habrá paz en la medida en que toda la humanidad sepa redescubrir su originaria vocación a ser una familia, en la que la dignidad y los derechos de las personas –de cualquier estado, raza o religión– sean reconocidos como anteriores y preeminentes respecto a cualquier diferencia o especificidad», explicó el obispo colombiano citando al Papa.
Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo explicó que, en definitiva, la misión del obispo colombiano consiste en imitar a Jesús, acercándose «al dolor de cada hombre y mujer que sufre para aliviar sus llagas».