En la doctrina del ministerio petrino existe una continuidad entre el Concilio Vaticano II y el Concilio Vaticano I. En la constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, en materia de doctrina sobre la institución, perpetuidad, valor y naturaleza del sagrado primado del romano pontífice y de su magisterio infalible, los padres conciliares hace cincuenta años quisieron intencionalmente proponer ‘de nuevo’ como ‘objeto cierto de fe’ la doctrina contenida en la Constitución dogmática Pastor Aeternus promulgada por el Concilio Vaticano I.
En la Constitución Pastor Aeternus se resaltan varios puntos fundamentales: la institución del primado petrino de parte de Cristo concedido a Pedro, quien sucede en la cátedra de Pedro obtiene el primado de Pedro por la misma voluntad de Cristo, y tal primado tiene la característica de la perpetuidad. Obteniendo esta prerrogativa, el papa recibe la plena potestas juridictionis que es verdaderamente episcopal e inmediata (inmediata en el sentido de que no es fruto de delegación) y asume la tarea de alimentar, sostener y gobernar la Iglesia; el magisterio infalible del papa que sólo tiene lugar cuando el papa habla ex cathedra.
Otra de las características del ministerio petrino es la perpetuidad del ministerio y la transitoriedad de los papas. Es importante hacer la distinción entre la perpetuidad del ministerio petrino y la pluralidad del sucederse de las personas que a lo largo del tiempo lo han aceptado y ejercitado. En este aspecto la aportación peculiar del Concilio Vaticano II fue sobre el tema de la colegialidad. La tarea de los padres conciliares del concilio Vaticano II fue profundizar la «doctrina de los obispos», «continuando en el diseño ya comenzado».
La colegialidad y el primado no son dos términos idénticos ni dos realidades idénticas. El orden de los obispos, junto con el romano pontífice, y nunca sin éste, es el sujeto de una suprema y plena potestad sobre toda la Iglesia, si bien esta potestad no se puede ejercitar si no es con el consenso del romano pontífice. Existe una unión de subordinación de los obispos al papa.
En el modo de comunicar, el ministerio petrino ha tenido que adaptarse en algunos aspectos con la modernidad. El primer contacto de un papa con los medios de comunicación social lo tuvo Pío XI en 1931 con el primer mensaje radiofónico de un pontífice. Pío XII, en 1957 promulgó toda la encíclica Miranda prorsus en el cine, la radio y la televisión. Un paso más, fue la creación de la institución en 1956 de la Pontificia Comisión para el cine, la radio y la televisión con la tarea de estudiar estos temas. Hasta llegar a un papa que se ha sumergido en las redes sociales, cuando Benedicto XVI creó un perfil en Twitter.
Después del papa Juan Pablo II, el papa viajero, nos puede parecer que las visitas pastorales dentro y fuera de Italia resultan normales en la agenda de un pontífice, pero no siempre fue así. Los primeros viajes papales más significativo fueron el de Juan XXIII a Asís y Loreto, el de Tierra Santa de Pablo VI y más tarde a la India, Nueva York, Fátima, Turquía… En la actualidad, con la fuerte presencia de los medios de comunicación, una de las repercusiones que ha tenido ha sido la fuerte mediatización del ministerio petrino. La figura del papa ha perdido privacidad, como recordó Benedicto XVI en su última audiencia general.