(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 07.03.2024).- La Organización Mundial de la Salud estableció el 28 de junio de 2023 que “Los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud han acordado un proceso mundial para redactar y negociar un convenio, acuerdo u otro instrumento internacional en el marco de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud para fortalecer la prevención, preparación y respuesta frente a las pandemias”. ¿Hay algo más detrás del documento que un acuerdo médico?
Stefano Gennarini ya comentó en Zenit, el 25 de agosto de 2023, que hay verdaderas amenazas en este nuevo tratado sobre pandemias de la OMS pues se puede transformar en un proceso burocrático que le otorgue el control de políticas nacionales y que las burocracias de los países se estanquen en requisitos en vez de acciones durante futuras pandemias. ¿Será que la OMS pretende dominio, no solo dar servicio?
Oficialmente, los objetivos que expresa la OMS con el acuerdo sobre pandemias son garantizar tareas y procedimientos claros, garantizar apoyo a largo plazo a los sectores público y privado, promover un enfoque que englobe a todas las instancias de la Administración y a la sociedad en su conjunto y la integración de los ámbitos de actuación como la investigación, la innovación, la financiación o el transporte. Finalmente busca un compromiso político continuado y a largo plazo. Estos objetivos, sobre todo el último, insinúan que la OMS mete su mano en las administraciones, los sectores privados y las políticas globales establecidas de los países… desde su posición externa.
El debate público se ha fijado en prevenir futuras amenazas de pandemia. ¿Ha pasado por alto el borrador otros puntos? ¿Qué impacto tendrá el acuerdo en las libertades fundamentales, especialmente la libertad de expresión?
Un primer dato que llama la atención es que el acuerdo pone normas jurídicamente vinculantes en la cooperación internacional, que refuerzan el papel de la OMS cuando aparezca una pandemia, además de que exige la «gestión» de las informaciones para evitar «demasiada información, información falsa o engañosa, en entornos digitales y físicos durante un brote de enfermedad», pues causa «confusión» y «desconfianza» hacia las autoridades sanitarias. El control de la información aseguraría que la OMS queda protegida. Pero ¿por qué protegerla tanto?
Según comenta Giorgio Mazzoli en The Daily Signal, pareciera que la organización quiere censurar lo que debe decirse sobre la evolución de una pandemia, reduciendo el discurso abierto y transparente. ¿Será que proteger la vida de los ciudadanos puede realizarse con abusos sobre sus derechos humanos? Muchos atropellos sistemáticos se produjeron en el siglo pasado durante emergencias y crisis públicas. Incluyendo la pasada pandemia COVID.
El borrador del acuerdo sobre pandemias reconoce el respeto a los derechos humanos, pero atentar contra la libertad de expresión sin decirlo desdice la afirmación. Así se percibió en el reciente rechazo de la dirección general de la OMS, que preside Tedros Adhanom Ghebreyesus, ante críticas sobre el borrador del acuerdo que se refieren a la soberanía y las libertades personales. La declaración se expresó sobre las críticas como «un torrente de noticias falsas, mentiras y teorías conspirativas».
El nuevo director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa, brasileño, declaró tras una reunión con los representantes de los países de América Latina y el Caribe sobre el acuerdo de pandemias: “Los países de nuestra región deben aprovechar las negociaciones en curso para el nuevo instrumento, ya que se trata de una oportunidad única que tal vez no se repita tan pronto”.
Otras personalidades ven el borrador desde otro ángulo: Rajat Khosla, director del Instituto Internacional de Salud Global de la Universidad de Naciones Unidas en Malasia declaró a Infobae: “Los temas más importantes e invisibles en la respuesta para el COVID-19 fueron los derechos humanos y la equidad. La pandemia expuso las injusticias sociales y sanitarias sufridas por millones de personas alrededor del mundo”.
Francisco Viegas, asesor sobre innovación médica de la organización humanitaria Médicos Sin fronteras, señaló igualmente a Infobae que “el acuerdo mundial es esperanzador. Así como en 2003 se llegó a un tratado jurídicamente vinculante para el control del tabaco, consideramos que un acuerdo similar para futuras pandemias podría significar muchos beneficios para la humanidad, especialmente que se garantice el acceso a vacunas, tratamientos y otras tecnologías sanitarias”. Pero añade que el borrador debería ser mejorado: “Tiene un lenguaje débil que no compromete fuertemente a hacer esfuerzos como más producción global y distribución de vacunas y tratamientos. No queremos que vuelva a ocurrir lo que pasó con el COVID: muchos Estados pusieron financiamiento en investigación y desarrollo, pero después la comercialización y la distribución estuvieron en manos de empresas privadas y se limitó el acceso a gran parte de la población mundial”.
También Giorgio Mazzoli anotó que la redacción muy amplia y ambigua del borrador tiene el perfil de peligrosa desviación en las normas que propone, legitimando las violaciones a la libertad de expresión que se dieron durante la pandemia de COVID-19.
Otro elemento notorio que señaló Francisco Viegas es que las negociaciones por el acuerdo dan una “limitada participación” a la sociedad civil, lo cual “no permite darle mayor transparencia y que la sociedad también aporte sus opiniones para hacerle mejoras al borrador”.
Thomas Cueni, director general de la Federación Internacional de Asociaciones de Fabricantes Farmacéuticos, reportó a la agencia Reuters que “el acuerdo debe basarse en los puntos fuertes del sector privado para la investigación y el desarrollo innovadores, la rápida ampliación de la fabricación y la distribución, que se apoya en un sólido sistema de propiedad intelectual”, mostrando que no solo la OMS puede opinar y comentar lo que sucede en una pandemia.
La fecha límite para suscribir el acuerdo es el mes de mayo de 2024 y exige a los Estados miembros de la OMS garantizar la salud pública de prevenir en futuras las pandemias sin que la salud pública recorte libertades fundamentales.
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