Por José Antonio Varela Vidal
ROMA, viernes 23 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Se clausuró esta semana el Encuentro Nacional de directores diocesanos y colaboradores de la Fundación Migrantes, que es una oficina de la Iglesia italiana dedicada por entero a hacerles la vida más llevadera a migrantes, refugiados, a la gente que viaja por trabajo, así como a los italianos que viven en el extranjero.
Para conversar de esta importante realidad que cumple 25 años de servicio, ZENIT entrevistó a monseñor Giancarlo Perego, director general de Migrantes, en una pausa del evento desarrollado en Roma.
¿Cómo evalúa los 25 años de la Fundación Migrantes de la Conferencia Episcopal Italiana?
–Monseñor Perego: Son 25 años de trabajo pastoral en torno a la cuestión de la migración y de la movilidad de las personas; han sido también las historias de los emigrantes italianos en el extranjero que son cerca de cuatro millones, con muchos sacerdotes que están allá para asistir a estas comunidades. Los migrantes en Italia han crecido, alcanzando la suma de cinco millones de personas, a los que acompañan cerca de tres mil sacerdotes extranjeros. También está la atención del mundo de los refugiados; todos recordamos la llegada de las barcas el año pasado, con sesenta y dos mil refugiados del norte de África. Asimismo, acompañamos al mundo del espectáculo itinerante, los circos, las ferias, del teatro de la calle, los gitanos… Hasta este año seguíamos a los que trabajan en el mar y en los aeropuertos, que ya tienen una oficina propia.
Hoy en día no es fácil la convivencia entre inmigrantes y ciudadanos, ¿qué se viene haciendo en este sentido?
–Monseñor Perego: El tema de esta conferencia es justamente la educación para el encuentro. Se sabe que cuando encuentras a una persona que no se conoce, que viene de otro país, la primera actitud es el miedo, la desconfianza. Nuestras comunidades, nuestras ciudades, escuelas y parroquias, se deben convertir en lugares de encuentro, para ayudar realmente a superar este miedo, esta desconfianza, para crear oportunidades nuevas para la familia, la historia escolar, la historia civil, la participación y la responsabilidad política. En lo concreto, nuestro trabajo es sobre todo un trabajo de educación que realmente ayude a superar este miedo, esta desconfianza que existe aún en seis de cada diez italianos…
Después de 25 años, ¿qué ha cambiado y que permanece aún como desafío en el tema de los migrantes?
–Monseñor Perego: En 1987, cuando nacía la Fundación Migrantes, Italia era un país que estaba experimentando recién la inmigración temprana. Desde entonces, en que la inmigración era de pocos cientos de miles, hoy se ha convertido en más de cinco millones de personas. Luego que han pasado 25 años, Italia se ha ido convirtiendo en una nación multiétnica, con gente de 198 nacionalidades diferentes.
Se ve que ha sido un periodo de mucho servicio…
–Monseñor Perego: Este ha sido un camino de 25 años, a través del cual hemos tratado de asegurar que este diálogo Iglesia-mundo vea el tema de la migración y de la movilidad como un tema central, sobre todo en términos de una pastoral integral. Que esté en relación con las demás oficinas, con las otras realidades de la pastoral juvenil, la familia, el trabajo; porque el tema de la migración es un tema transversal, no es simplemente un asunto colateral a la pastoral ordinaria.
¿Cómo se ha enriquecido la Iglesia italiana con la presencia de los inmigrantes católicos?
–Monseñor Perego: Italia hoy ve una Iglesia católica diferente, porque en los últimos 25 años han arribado un millón de católicos de cien países del mundo. Por lo tanto, esta diferencia se ha convertido en un valor agregado a nuestras comunidades, y muchas veces también un estímulo para nuestras comunidades tal vez cansadas, quizás desmotivadas, que ven a cristianos provenientes de países donde no hay libertad religiosa, donde incluso muchas personas han recibido el martirio y dan testimonio de la fe. Esto es un estímulo importante para dar testimonio de su fe todos los días.
El próximo fin de semana tienen una reunión importante con el papa, ¿no?
–Monseñor Perego: Sí, se trata de un encuentro del papa con el mundo del espectáculo itinerante, con los artistas, circenses, el teatro popular, justo aquí en el centro de la cristiandad, para un mundo que tan a menudo está el margen. Así que siete mil personas se reunirán en audiencia extraordinaria con el papa, y el día antes se hará una fiesta en la Piazza del Popolo y en otras plazas de la ciudad de Roma para manifestar su presencia en la ciudad, así como están presentes en la Iglesia porque son parte de nuestra comunidad.
Finalmente, se ha sabido que algunos jóvenes italianos en el extranjero no encuentran lo que buscaban, y no les va bien ¿Qué se está haciendo por ellos?
–Monseñor Perego: Hay inmigrantes italianos que a menudo van al extranjero con la esperanza de entrar en algún circuito. Pero hoy, en la prisión de las grandes ciudades de Europa también hay muchos jóvenes italianos. Este es un problema que tratamos de seguir a través de los capellanes que están en el extranjero, incluso con los capellanes que van a las cárceles. También ofrecemos información, especialmente en las universidades donde llegan a estudiar, a fin de que en nuestras comunidades encuentren un lugar de referencia.
Si alguien está en una dificultad, es mejor volver a casa ¿no?
–Monseñor Perego: Por supuesto, cuando hay una dificultad, en lugar de permanecer en una situación de ilegalidad, de explotación, es mejor regresar a su patria.