Las tres palabras clave elegidas por Francisco para las selecciones nacionales de fútbol argentina e italiana han sido «belleza, gratuidad y camaradería». En total han estado unas doscientas personas esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico para una audiencia privada con el papa, en ocasión del partido amistoso que se jugará mañana miércoles entre los dos equipos en honor sl pontífice latinoamericano y gran aficionado a este deporte.
Para abrir el encuentro el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete, ha dirigido unas palabras al santo padre «con emoción y gratitud». Abete ha señalado que «sentimos fuerte el deber de ofrecer a través del fútbol y gracias a su extraordinaria popularidad, un testimonio de compromiso civil y social». Un fútbol – ha proseguido – sano y limpio, en el cuál los temas de la solidaridad humana, de la integración social sin alguna distinción, de la defensa de valores éticos, de la lucha contra cualquier tipo de violencia y de ilegalidad debe encontrar cada día ejemplos concretos y empujarnos a realizar nuevas iniciativas. Un compromiso que según el presidente de la Federación Italiana que «a través del deporte y del fútbol, para contribuir a la promoción del hombre, reafirmar la dignidad y el respeto de la persona».
Por su parte, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, el señor Julio Humberto Grondona, ha manifestado al papa que la delegación que preside «en coincidencia con su fe, su austeridad, su silenciosa laboriosidad de toda la vida y su amor por el Señor, transita en el mismo camino que nos transmitió antes de que llegáramos aquí el padre Jorge y el arzobispo Bergoglio». Ha recordado también que la delegación «representa también a miles de niños y miles de jóvenes que mientras sueñan con su futuro, reciben de sus clubs y de AFA salud, alimentación e instrucción educativa». Para finalizar ha pedido al santo padre que bendiga al fútbol argentino y que los estadios «vuelvan a ser como eran cuando usted despertaba a sus primeras emociones de hincha» y vivir «la fiesta en familia, en paz, con respeto y hermandad».
Finalmente ha tomado la palabra el papa Francisco que ha comenzado bromeando con que sería un poco difícil para él elegir a cuál de los dos equipos animar, «por suerte es un amistoso y que sea verdaderamente así» ha alentado el santo padre.
A los jugadores les ha recordado la responsabilidad que conlleva su popularidad, el hecho de que la gente les sigue y les toma como modelos y por eso les ha advertido sobre la importancia de ser conscientes de este hecho. «En el juego, cuando estáis en el campo, se encuentran la belleza, la gratuidad y la camaradería. Si a una partida le falta esto pierde fuerza, aunque el equipo gane. No hay sitio para el individualismo, pero todo es coordinación para el equipo», ha explicado Francisco. Así mismo les ha subrayado que estas tres palabras, «belleza, gratuidad y camaradería» se pueden resumir en un término deportivo que «nunca se debe abandonar»: «diletante, amateur». Cultivar esta cualidad, incluso por parte de los profesionales hace bien a la sociedad, ha afirmado el pontífice.
Ha insistido también sobre la idea que «aunque seáis personajes, permaneced siempre hombres, en el deporte y en la vida. Hombres, portadores de humanidad».
Por otro lado, a los dirigentes les ha advertido sobre el hecho que el fútbol se ha convertido en un negocio y por eso les ha animado a «trabajar para que no pierda el carácter deportivo».
El papa ha recordado cuando de «chicos íbamos en familia al Gasómetro, íbamos en familia, papá, mamá y los chicos. Volvíamos felices a casa, por supuesto ¡sobre todo durante la campaña del 46!» Bromenado con los jugadores les ha preguntado «a ver si alguno de ustedes se anima a hacer un gol como el de Pontoni, allí, no?» A los directivos y deportistas argentinos, dando las gracias por esta visita, «tan agradable para mí», les ha pedido que «vivan el deporte como don de Dios, una oportunidad para hacer fructificar sus talentos, pero también una responsabilidad». También les ha recordado que son referentes, tanto en el campo como fuera de él y por eso les ha invitado a que «aprovechen para sembrar el bien». «Sean conscientes de esto y den ejemplo de lealtad, respeto y altruismo», ha exhortado Francisco.
Para finalizar, asegurando su oración a los presentes, les ha pedido que recen por él, «porque también yo, en el ‘campo’ en el que Dios me ha puesto, pueda jugar una partida honesta y valiente para el bien de todos nosotros».
Al terminar estas palabras, Francisco ha bendecido un olivo como símbolo de la paz universal y ha pasado a saludar a todos los presentes.