CIUDAD DEL VATICANO, jueves 20 octubre 2011 (ZENIT.org).- Estamos sentados en un bar en vía de la Conciliación de Roma. Frente a nosotros, la columnata de la Basílica de San Pedro. El sol resplandece en el cielo azul. Esperamos el Ángelus de Benedicto XVI. El lugar emana olor a café y cruasanes calientes.
Estoy junto a tres católicos muy originales, de tres continentes: un sacerdote estadounidense, un joven administrador delegado y un escritor libanés que estudia y enseña teología.
El sacerdote estadounidense es James Mulford, viene de Baltimor, Maryland, y acaba de ser nombrado editor de la agencia de prensa internacional ZENIT. A su lado, Alberto Ramírez, natural de Barcelona que vive en Madrid. Alberto es el director ejecutivo de ZENIT. Y Robert Cheaib, un escritor que se encarga de la edición en árabe de ZENIT.
La semana pasada, se publicaron artículos que suscitaban dudas sobre la transparencia administrativa y arrojaban sombras sobre el futuro de ZENIT. Por este motivo, he dirigido algunas preguntas a los tres amigos.
-¿Qué me decís del futuro de ZENIT?
P. James Mulford: Puedo asegurar que ZENIT seguirá informando, publicando y difundiendo desde Roma las noticias relativas al pontífice, las actividades de la Santa Sede y las obras animadas por la Iglesia católica en el mundo.
Alberto Ramírez: Recientemente, se ha dado una animada renovación del personal que hace ZENIT, pero no temo por el futuro. Por el contrario, tengo mucha confianza porque disponemos de un grupo de periodistas, traductores y escritores sólidos y preparados.
Estoy seguro que no sólo garantizarán la calidad del servicio sino que lo mejorarán con la aportación de nuevas ideas y proyectos.
Se están uniendo al grupo jóvenes y talentosos escritores que me hacen imaginar grandes metas. Como director ejecutivo, estoy muy atento a la integración y a la formación de jóvenes periodistas católicos. Son estos los que prepararán el futuro.
– ¿Es verdad que ZENIT se convertirá en un “boletín de los Legionarios de Cristo” y se usará sólo para promover los intereses de la congregación?
P. Mulford: ¡Absolutamente no! Nuestro empeño es seguir con la misma independencia y libertad editorial que caracterizó a ZENIT en el pasado y que los lectores conocen.
Nuevos y antiguos lectores podrán juzgar por ellos mismos viendo los contenidos y la calidad de los servicios informativos. Confundir las características del editor con los fines y la libertad de ZENIT no es correcto.
El director de Radio Vaticano es jesuita. El director de la Editorial Vaticana es salesiano, y no creo que estén utilizando su posición para promover los intereses de los institutos de procedencia. De hecho, están al servicio de la Iglesia universal por una gran causa.
Por este motivo, pedí a mi congregación que se comprometiera a que ZENIT pudiera realizar con autonomía y libertad su misión.
He leído en un blog que, después de quince años, “ZENIT pertenece a la Iglesia”. Estoy más que de acuerdo. Desde el principio, ZENIT promovió siempre la comunicación social, ayudando a los lectores a formar parte de algo más grande: la Iglesia universal.
– ¿Quiénes son y de dónde vienen las personas que trabajan en ZENIT?
A. Ramírez: ZENIT dispone de profesionales laicos provenientes de una docena de países diferentes. También la espiritualidad y la formación es muy diversa.
Tenemos miembros del movimiento de Schoenstatt, laicos consagrados de la diócesis de París, miembros del Opus Dei, del Camino Neocatecumenal, de Regnum Christi, etc.
Es una larga lista que muestra que ZENIT refleja la gran variedad de la Iglesia católica de hoy. Y no sólo, debéis saber que el webmaster de nuestra estructura no es católico.
Gracias a él ZENIT se difunde diariamente en el mundo, y esta persona está desempeñando este trabajo desde hace al menos diez años con gran dedicación.
P. Mulford: Cuando consideramos a los nuevos candidatos, estamos muy interesados en su formación intelectual y su capacidad de escribir bien.
Para nosotros es importante que sean capaces de entender el lenguaje del papa. Que estén preparados para comprender y explicar a los lectores los documentos que la Iglesia publica.
Es verdad que nuestros suscriptores representan un amplio espectro de la población en general, pero sabemos también que hay lectores sofisticados que esperan mucho de nuestro servicio.
– Padre James, usted no es nuevo en ZENIT. Fue uno de los primeros que empezaron esta aventura ¿Encuentra ZENIT cambiada respecto a cuando empezó sus publicaciones hace quince años?
P. Mulford: Es verdad, Antonio. ¿Te acuerdas de los primeros días, cuando la redacción de ZENIT estaba compuesta por sólo dos o tres personas, y mandábamos el servicio con un solo ordenador?
Nuestros lectores iniciales eran unos cuatrocientos. Hoy disponemos de cerca de una docena de servidores que envían unos catorce millones de servicios periodísticos cada mes.
En el último año, nuestra página en la red fue visitada por seis millones de visitantes únicos, de 213 países.
Cuando nació ZENIT, la tecnología disponible era muy diferente. El Vaticano no estaba todavía en internet y los mayores sitios católicos se contaban con una mano. Y, gracias a Dios, hemos crecido. Hoy ZENIT actúa a nivel internacional. Es una organización sin ánimo de lucro presente en siete países, y si incluimos a colaboradores y voluntarios, son más de cien las personas que contribuyen a producir y difundir ZENIT cada día.
A. Ramírez: Soy uno de los más jóvenes del equipo de ZENIT. Hace cerca de un año, cuando llegué, me impresionó el espíritu de servicio a la Iglesia que anima a las personas que trabajan aquí. Para quienes hacen ZENIT no es un simple trabajo sino una verdadera misión y un compromiso personal de cada uno para servir.
– ¿Cómo logra ZENIT cubrir su presupuesto sólo con los donativos de sus lectores?
A. Ramírez: Creo que esto es parte del milagro. ZENIT siempre ha sido de sus lectores. Ellos son la razón por la que se sigue saliendo cada día, y, gracias a su apoyo, hemos sido capaces de crecer y ampliar con nuevas lenguas y servicios.
Por el momento, estamos tratando de modernizar nuestros métodos de recogida de fondos y de diversificar las fuentes de sostenimiento. Tenemos muchas ideas.
Pero, al margen de las aportaciones que lleguen mediante donativos, patrocinios, compras, peregrinaciones, eventos o cualquier otra cosa, al final, ZENIT será siempre sostenida por quienes comparten la misión de dar a conocer y difundir en cada esquina del mundo las buenas noticias que provienen de las actividades de la Iglesia católica.
Esperamos lograr reforzar ZENIT con estructuras semejantes a las de una empresa, sin renunciar a nuestras raíces o sin subordinar nuestra misión a la mera comercialización. ZENIT es mucho más que una empresa editorial.
– ¿Cómo se explica el gran desarrollo de ZENIT en las diversas lenguas?
A. Ramírez: Bueno, no hay que olvidar que la Iglesia tiene más de un millardo de fieles que hablan todas las lenguas del mundo.
Publicamos cada día un servicio en siete idiomas, pero sabemos que ZENIT se traduce al menos a una docena de otras lenguas por parte de sacerdotes, seminaristas, religiosos, voluntarios de asociaciones caritativas, miembros de grupos de oración o simples feligreses.
A menudo, recibimos mensajes de correo electrónico que preguntan cuándo estará ZENIT disponible en nuevos idiomas.
Recientemente, hemos recibido numerosas peticiones de que se promuevan la edición polaca, rusa y china.
Estamos incluso pensando en desarrollar manuales para quien quiera traducir ZENIT a su lengu
a materna. Veremos. Si alguien quiere ayudarnos en esta empresa, que nos escriba y nos lo diga.
P. Mulford: ZENIT se publicó originariamente en lengua española y se difundió en concomitancia con el Sínodo de los Obispos para América Latina de 1997.
Escribimos y publicamos un servicio diario durante unos seis meses, sin disponer ni siquiera de una página web. Era sólo una newsletter que distribuíamos por correo electrónico.
Un año después, pusimos en marcha un servicio semanal en inglés. No mucho después, un sacerdote italiano salesiano que desempeña su misión en Brasil nos ofreció la posibilidad de hacer una edición en portugués. Luego, siguieron las otras lenguas, francés, alemán, italiano y árabe.
– ¿Cómo se logra hacer una edición en árabe?
Robert Cheaib: Fue una operación de mucho coraje. A pesar de las evidentes dificultades objetivas, en sólo cinco años la edición en árabe de ZENIT se ha convertido en punto de referencia en el mundo árabe, tanto para los cristianos como para los fieles de las demás religiones.
– ¿Quiénes son los lectores de la edición en árabe de ZENIT?
Robert Cheaib: Nuestros lectores son patriarcas de las Iglesias orientales (también los no católicos), obispos y embajadores en los países árabes, sacerdotes, religiosos y religiosas, catequistas, y fieles que quieren estar informados para ahondar el conocimiento de su fe.
Además, y este es nuestro mayor éxito, muchos que profesan la fe islámica leen ZENIT. La gente está descubriendo que ZENIT no es un órgano de información que trata de hacer proselitismo, sino que es un instrumento de diálogo y un lugar de encuentro para todos los hombres de buena voluntad.
– ¿Qué comentarios hay desde las comunidades árabo-cristianas en Oriente Medio y en otras partes del mundo?
Robert Cheaib: Son entusiastas. Recuerdo aún las palabras de monseñor Issam John Darwich, obispo melquita de Sydney, quien, durante el Sínodo de los Obispos para Oriente Medio, dijo: “Para mí, ZENIT es una verdadera experiencia de comunión con mi madre Iglesia”.
También durante el Sínodo, monseñor Joannes Zakaria, obispo de Luxor, Egipto, definió ZENIT como “mi Evangelio cotidiano”.
– ¿Cuáles son los frutos de este trabajo en el campo ecuménico e interreligioso?
Robert Cheaib: Hemos notado que, entre los suscriptores, hay muchos nombres típicamente musulmanes. Se demuestra que hay un gran deseo de conocer a la Iglesia católica consultando las fuentes originales y no a través de canales que podrían distorsionar su significado.
En cuanto al diálogo ecuménico, tenemos muchos lectores de la Iglesia ortodoxa de Aleppo que a menudo colaboran con nuestro servicio publicando noticias y artículos, enriqueciéndolo de este modo con la renombrada tradición patrística de las Iglesias orientales.
– ¿Cómo lográis financiar la edición en árabe?
Robert Cheaib: Debo sobre todo dar las gracias a los suscriptores de las otras ediciones de ZENIT, porque, si no fuera por ellos, no habríamos podido iniciar la edición en árabe.
No somos todavía económicamente autosuficientes, aunque los donativos están aumentando. Esperemos que algún árabe rico, al leer esta entrevista, nos ofrezca su ayuda.
Muchos hablan de la “primavera árabe”, pero no debemos olvidar que la primavera es tiempo para la siembra, y ZENIT está diseminando una semilla que traerá grandes frutos en el futuro. Estoy convencido que tenemos una misión especial que cumplir en el mundo de hoy.
– Alberto, ¿qué sorpresas nos reserva ZENIT?
A. Ramírez: En pocas semanas, tendremos un nuevo sitio. Hemos tratado de simplificar algunas cosas, haciéndolo más fácil de usar y, esperamos, un poco más atrayente. Estamos estudiando también un proyecto para añadir nuevas funciones en el futuro.
P. Mulford: Internet ha evolucionado y por tanto también ZENIT debe ir al paso. Hay muchas nuevas tecnologías que no existían cuando empezamos hace quince años y que ahora hay que añadir al servicio.
En la web estamos viviendo un momento de auténtico renacimiento tecnológico. Nunca en la historia la humanidad tuvo a su disposición un instrumento tan potente para comunicar.
El problema será lograr educar y formar al hombre para que sepa usar con sabiduría las nuevas tecnologías, sin caer en la tentación de mitificarlas.
– ¿Otros proyectos?
A. Ramírez: Sí, muchos. Permaneced conectados a ZENIT y mantened la mente abierta a nuevos y grandes horizontes. Estamos pensando en algunas novedades interesantes que os sorprenderán.
P. James Mulford, LC, editor: jm@zenit.org
Alberto Ramírez, director ejecutivo: direction@zenit.org
Antonio Gaspari, coordinador editorial: antonio@zenit.org
Robert Cheaib, coordinador de la edición árabe de ZENIT: robert@zenit.org
Por Antonio Gaspari