La carta del sufrimiento y el dicasterio de la salud cumplen 25 años

Marcarán la próxima Jornada del enfermo 

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 17 de junio de 2009 (ZENIT.org).- Dos aniversarios, los 25 años de la carta apostólica Salvifici Doloris y del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, marcarán la 18ª Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el 11 de febrero de 2010. 

El presidente de ese dicasterio vaticano, el arzobispo polaco Zygmunt Zimowski, lo explicó a los micrófonos de «Radio Vaticano» tras una reunión celebrada, el pasado 9 de junio en la sede del consejo pontificio, para preparar ese evento y otros previstos en los próximos meses. 

«Debemos preparar bien este aniversario, recordando también la carta Salvifici Doloris, que habla del sentido de la vida humana y del sufrimiento», dijo.  

«Creo que es la primera carta de este tipo en la historia de la Iglesia –añadió–. Este documento surge del corazón de Juan Pablo II». 

Monseñor Zimowski reveló que siempre recuerda una frase que le escuchó al mismo Juan Pablo II: «Tengo pocos recuerdos de mi madre, pero sí recuerdo que sufrió mucho». 

Para el obispo polaco, la madre de Juan Pablo II le ayudó, a través del sufrimiento, mirándolo desde el cielo, y su falta fue la causa de su gran devoción mariana. 

Sobre la próxima Jornada anual del Enfermo, el presidente del dicasterio anunció su intención de «involucrar a todo el mundo, especialmente a Roma, que es la diócesis del Santo Padre». 

Explicó que el Consejo quiere invitar al Santo Padre a presidir la Santa Misa de esa Jornada, en la Basílica o en la Plaza de San Pedro.  

También a «tantas personas que sufren, tantos necesitados y abandonados y a las personas que quieren ofrecer su sufrimiento por la Iglesia y por el Santo Padre, que es muy atacado hoy en el mundo y ese ataque no es justo». 

En una entrevista publicada este miércoles en la edición diaria en lengua italiana de L’Osservatore Romano, monseñor Zimowski destaca su «creencia en el valor redentor del sufrimiento». 

Citando la encíclica Evangelium vitae de Juan Pablo II, el obispo recuerda que «la vida humana viene de Dios, es su don, su imagen e impronta, una parte de su aliento vital» y «por lo tanto, Dios es el único señor, el hombre no puede disponer de ella».  

El obispo destaca que «para promover una auténtica cultura de la salud, hay que desarrollar una correcta antropología que no se reduzca al bien y a la salud del cuerpo, sino más bien se pregunte por la persona humana en su integridad y en su unidad somático-espiritual».  

También cita la carta Salvifici Doloris al afirmar que los agentes sanitarios deben orientarse en su misión por la redención de Cristo y su gracia salvadora, que «alcanza a todos los hombres en su condición humana y por tanto también en la enfermedad, el sufrimiento y la muerte».

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ZENIT Staff

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