Cardenal Arinze: “La paz, necesaria para el futuro de África”

El purpurado nigeriano ve con “esperanza” el próximo Sínodo especial para este continente

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 24 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- El cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cree que el futuro de África «necesita de la paz», en relación al próximo sínodo especial para África que tendrá lugar el próximo año en Roma, con el tema «La Iglesia en África, al servicio de la reconciliación y de la paz».

En una entrevista concedida al diario L’Osservatore Romano, el cardenal Arinze, nigeriano de nacimiento, explicó que en el continente «aunque hay sociedades pacíficas y democráticas, aún quedan demasiadas violencias entre grupos étnicos, masacres y corrupción».

En este sentido, el purpurado subrayó que el tema del próximo sínodo es «providencial», porque «hay necesidad de más justicia y paz en África».

«La Iglesia no tiene una receta milagrosa para resolver los problemas, y mucho menos soluciones políticas o económicas. No es su misión: ella debe predicar el Evangelio, que comporta el respeto a los derechos del otro y a la conversión del corazón».

«Si el corazón se convierte, las armas caerán de las manos de los combatientes», añadió.

El purpurado, que celebró este fin de semana los 50 años de su ordenación sacerdotal, recordó su propia experiencia al diario vaticano, como arzobispo de la diócesis de Onitsha durante la guerra civil que asoló Nigeria en los años 60.

A pesar de los peligros pasados, el cardenal Arinze subrayó que, cuando fue llamado por Juan Pablo II para presidir el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso en 1984, si bien mostró su diponibilidad a ir «adonde el Papa le llamara», él «sinceramente, estaba contento de ser arzobispo de Onitsha».

«Fueron años ciertamente poco monótonos -añadió-. Cuando la guerra tocó una parte de la archidiócesis, me ocupé de encontrar refugio a los prófugos y desplazados. Me ocupé de confiar a estas personas al cuidado de los sacerdotes, y busqué ayudas internacionales para resolver el problema de la falta de bienes de primera necesidad… fue un periodo fecundo de colaboración con sacerdotes, religiosos y laicos».

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ZENIT Staff

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