México ante el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá

Según monseñor José de Jesús Martínez Zepeda

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IRAPUATO, miércoles, 30 enero 2008 (ZENIT.orgEl Observador).- En una reflexión, el obispo de Irapuato, monseñor José de Jesús Martínez Zepeda, ha tocado uno de los temas más álgidos de la agenda política mexicana como lo es la entrada en vigor la última etapa de desgravación arancelaria del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.

Con este paso –que se produjo el pasado primero de enero y que el día de mañana enfrentará una manifestación multitudinaria en su contra en la capital del país– se abren totalmente las fronteras para la importación y exportación de productos agropecuarios.

«La Comisión Episcopal para la Pastoral Social (de la Conferencia del Episcopado Mexicano)», explica monseñor Martínez Zepeda en su reflexión, «dirigió un mensaje sobre las consecuencias de la desgravación para los indígenas y campesinos: México no puede cerrar sus fronteras indefinidamente no sólo porque no somos autosuficientes en todo, sino porque actualmente el mercado sobrepasa los límites nacionales, con sus beneficios y sus limitaciones».

Más adelante indicó que en la diócesis de Irapuato «entre 400 y 500 mil personas viven y trabajan en zonas rurales. Existe el riesgo de un mayor empobrecimiento y de empujar a muchos campesinos a abandonar el campo y emigrar a las ciudades que no están preparadas para recibirlos, a emigrar o ceder a la tentación de los cultivos ilícitos».

En opinión de monseñor Martínez Zepeda, «se hizo muy poco en México para preparar este momento, pero no es posible dejar solos a nuestros hermanos en el campo. Por eso apoyamos la iniciativa de que se estudien y se negocien las cláusulas de excepción ya previstas en el tratado mismo».

«Es urgente e impostergable –subraya el obispo de Irapuato– destinar más recursos estatales al campo y cuidar su recta aplicación en asesoría, capacitación, nuevas tecnologías, organización de los pequeños y medianos propietarios que con cooperativas de cultivo y consumo hagan más rentables los cultivos».

Tras descartar paliativos temporales a situaciones de emergencia, monseñor Martínez Zepeda pide en su reflexión que exista una verdadera cruzada nacional a favor de la educación y en contra de la desigualdad social y económica que propicia que cientos de miles de mexicanos emigren cada año al Norte, en busca de trabajo.

«La educación está atorada y la desigualdad es lacerante. El país ha funcionado explotando los recursos naturales, para cubrir sus gastos de funcionamiento, sin poder invertir suficientemente en la educación integral de su población, resignada, conformista, con escasos 8 años de escuela», enfatiza monseñor Martínez Zepeda.

Más adelante afirma que «el sistema educativo actual cuesta mucho y rinde poco. Los sindicatos que controlan la educación están satisfechos con sus prebendas y no parecen buscar una reforma educativa innovadora que proponga cómo avanzar, que anteponga el interés de muchos, que forme ciudadanos emprendedores».

Finalmente, el obispo de Irapuato hace un llamado a renovar el compromiso con México «y renovemos nuestra fe en que podemos participar y conseguir su transformación. Necesitamos ser ciudadanos dispuestos a cambiar y a compartir la responsabilidad de transformar al país. Nosotros somos el país. Que esta actitud se transforme en convicción de muchos en las acciones cotidianas, sin estar esperando un gobernante que solo pueda solucionarlo todo».

 

Por Jaime Septién

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ZENIT Staff

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