CIUDAD DEL VAICANO, domingo, 7 octubre 2007 (ZENIT.org).- «No a los ensayos nucleares». El portavoz de la Santa Sede ha hecho eco al llamamiento lanzado a la comunidad internacional por la Santa Sede.
El padre Federio Lombardi, S.I., ha sintetizado la posición de la Iglesia católica en el último número de «Octava Dies», semanario informativo producido por el Centro Televisivo Vaticano, del que también es director.
«El Tratado sobre la prohibición global de los ensayos nucleares ha sido firmado desde hace más de diez años con la adhesión de 177 países, pero sólo 140 lo han ratificado, y en esta lista faltan Corea del Norte e Irán, así como China, India y los Estados Unidos, de manera que el Tratado todavía no ha entrado en vigor», recuerda.
«Recientemente en Viena el representante de la Santa Sede intervino para subrayar su importancia y urgencia», informa.
«Los ensayos nucleares sirven para desarrollar armas cada vez más sofisticadas y peligrosas, armas que, a diferencia de lo que se dice, nunca serán “limpias” o “inteligentes”. Serán siempre manifestación de una “cultura de guerra y de muerte” contraria a la paz», recuerda el portavoz vaticano
«Es una ilusión justificar los ensayos con el argumento de la seguridad y de la protección de los pueblos –añade–. En realidad, llevarán cada vez más a la proliferación nuclear y, por tanto, a un mayor riesgo para los mismos pueblos a los que se dice que se quiere defender».
«También la prevención del terrorismo nuclear debe ir de la mano del desarme nuclear y con la aplicación del Tratado de no proliferación: es imposible pensar que multiplicando las armas se reduce el peligro de su uso por parte del terrorismo», explica el director del Centro Televisivo Vaticano.
«Se trata de obligaciones morales que tiene la comunidad internacional con toda la familia de pueblos y con las generaciones futuras. Desde su posición de autoridad moral y de libertad de intereses de poder la Santa Sede no se cansará de recordarlo por el bien de la humanidad», asegura.
«Es el motivo mismo de la presencia de la Santa Sede en las grandes sedes de la organizaciones internacionales», concluye el portavoz.