Benedicto XVI espera que el asesinato del sacerdote en Turquía sea semilla de fraternidad

Mientras rezaba en su parroquia

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 6 febrero 2006 (ZENIT.org).- Al recibir la muerte del asesinato del sacerdote italiano Andrea Santoro, misionero en Turquía, Benedicto XVI ha enviado un mensaje en el que desea que su sangre se convierta en semilla de «auténtica fraternidad entre los pueblos».

El presbítero fue asesinado por un hombre en la tarde de este domingo mientras se encontraba rezando en la iglesia de Santa María Kilisesi, de la que era párroco en Trabzon, ciudad turca en el Mar Negro, después de haber celebrado la misa. Las circunstancias del asesinato están siendo aclaradas en estos momentos por la policía local.

«Deseo que su sangre derramada se convierta en semilla de esperanza para construir una auténtica fraternidad entre los pueblos», reconoce el Papa en uno de los dos telegramas que ha enviado con su propia firma al recibir la noticia.

Uno de los mensajes lo ha enviado al cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la diócesis originaria del sacerdote, Roma; el otro, al vicario apostólico de Anatolia, el obispo Luigi Padovese.

En el mensaje enviado al cardenal Ruini, el Papa asegura su participación en el dolor «de toda la Iglesia de Roma por la grave pérdida de tan estimado y celoso sacerdote» al que define «valiente testigo del evangelio de la caridad».

En el telegrama enviado al ordinario de Anatolia, el Papa subraya la labor del padre Santoro «a favor del evangelio y al servicio de las personas necesitadas y marginadas».

Al mismo tiempo, el Papa manifiesta su «particular cercanía a esta comunidad cristiana» en Turquía y reafirma su «firme reprobación de toda forma de violencia».

El padre Andrea Santoro, había nacido en Priverno (en la provincia de Latina, cerca de Roma), el 7 de septiembre de 1945 y fue ordenado sacerdote en la diócesis de Roma el 18 de octubre de 1970.

Después de haber trabajado en numerosas parroquias y de haber sido párroco en iglesias de Roma, en el año 2000 partió como misionero «Fidei donum» a Turquía, estableciéndose en Trabzon, donde impulsó la pequeña comunidad católica de Santa María Kilisesi.

En el año 2003, fundó la asociación «Ventana para Oriente Medio», dedicada al estudio, la oración y el diálogo entre Occidente y Oriente Medio (http://www.finestramedioriente.it).

El padre Santoro había recibido en el pasado amenazas de muerte por parte de las mafias de la prostitución, pues había sacado de este tráfico de seres humanos a algunas mujeres cristianas procedentes del Este de Europa llegadas a estas orillas del Mar Negro con la inmigración.

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ZENIT Staff

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