El sábado, durante el 25º aniversario de la erección de la diócesis de Mannar, al presidir la Misa al aire libre ante miles de personas, el prelado apremió igualmente a la Iglesia local a hablar de paz, según se hace eco la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews».
En el pasado lugar de martirio, Mannar se cuenta ahora entre los escenarios del brote de violencia desatado entre separatistas y el ejército.
«Celebramos esta fiesta con llantos de alegría, pero también de dolor, con esperanza y aprensión», reconoció el representante papal.
«Sólo podemos pedir [al Señor], por intercesión de Nuestra Señora de Lanka, el don especial del que más necesidad tiene este país: la paz», añadió.
Asimismo el prelado recordó a los sacerdotes «la misión y el deber de alzar su voz fuerte y claramente» para que se ponga fin al actual derramamiento de sangre.
El obispo Joseph Rayappu está al frente de la diócesis de Mannar –que abarca los distintos de Mannar, de mayoría católica, y Vavuniya—. La circunscripción eclesiástica se encuentra al noroeste del país, donde los separatistas «Tigres de Liberación de la Patria Tamil» (LTTE) luchan contra el ejército.
En las últimas semanas asesinatos y atentados contra las fuerzas de seguridad, seguidos de represalias y detenciones, se han convertido en parte de la vida cotidiana del país (Cf. Zenit, 12 enero 2006).
Monseñor Zenari ha invitado a «quien tenga la responsabilidad de representar al pueblo a que tenga la sabiduría y el valor de promover los derechos humanos y la justicia y afronte la disputa con medios de paz y con el apoyo de la comunidad internacional».
Las palabras del nuncio llegan en un momento en que el gobierno de Sri Lanka y los LTTE se preparan para encontrarse en Ginebra en febrero, en un intento de salvar el frágil «alto el fuego» de 2002, puntualiza la agencia del PIME.
Aquel año se ponía freno a una guerra civil de más dos décadas que se cobró la vida de cerca de 70 mil personas.
El país espera ahora con ansiedad el resultado de las conversaciones de Ginebra, fruto de una visita de emergencia del enviado de paz noruego, Eric Solheim, la semana pasada.
La riqueza del martirio en Mannar
Según se ha visto, la breve existencia de la diócesis de Mannar ha estado marcada por guerra y opresión.
Recordó en la reciente celebración el padre Xavier Cross, vicario general: «Hemos tenido que afrontar muchos desafíos y dificultades ligadas a la guerra étnica. Mucha de nuestra gente fue desplazada aquí y fuera, y un buen número murió. Otros sufrieron la destrucción de su hogar».
«Fue un tipo de martirio para nuestra gente testimoniar a Cristo incluso en tiempos de sufrimiento», reconoció.
«Los sacerdotes estaban amenazados, y perdimos, entre los más jóvenes, al padre Mary Bastián, asesinado en la iglesia de Vankalai en 1985», relató, tal como cita la agencia especializada en el mundo asiático.
El padre Cross afirmó que las dificultades reforzaron la fe de los fieles: «La diócesis ha sido bendecida con muchas vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa y con el compromiso de los laicos».
Las celebraciones del sábado pasado tuvieron lugar en el santuario de Thoddaveli, donde en 1544 el rey de Jaffna hizo masacrar a 600 convertidos al catolicismo.
Durante el acto se leyó la declaración de la Congregación para las Causas de los Santos con la que se da luz verde a la investigación diocesana para el proceso de beatificación de estos «mártires de Mannar».
La diócesis cuenta actualmente con 27 parroquias, 45 sacerdotes y 30 congregaciones religiosas.