BOMBAY, martes, 31 enero 2006 (ZENIT.org).- «Profundamente impresionado» por el «bárbaro» ataque que sufrieron el domingo el obispo y algunos sacerdotes de Vasai (Estado indio de Maharashtra), el cardenal Ivan Dias –arzobispo de Bombay, circunscripción de la que la anterior diócesis es sufragánea— ha condenado el estallido de violencia reclamando la acción de las autoridades.
Así lo expresa en una declaración oficial, texto que este martes ha difundido la Conferencia Episcopal india.
«Estamos profundamente impresionados al conocer el violento ataque perpetrado» «por parte de ciertos elementos alterados contra el obispo Thomas Dabre, de Vasai, y los sacerdotes que le acompañaban en una misión humanitaria muy digna de alabanza», expresa el purpurado.
Se trataba de la inauguración, aquella tarde, de un internado para jóvenes tribales en el pueblo Gosali de Mukada Taluka, en el distrito de Thane.
El arzobispo Dias denuncia que les arrojaron piedras, hiriendo a uno de los sacerdotes y causando daños en la propiedad de la escuela.
El incidente se produjo cuando el obispo Dabre (de 60 años), junto a diez sacerdotes, religiosas y trabajadores sociales, se dirigió a la población para inaugurar «Suryodaya Ashram», la escuela interna para 60 chicos y chicas tribales, relata este martes «SAR News».
Justo antes de la ceremonia de inauguración, más de medio centenar de personas (se sospecha que son activistas de «Bajrang Dal» y «Vanvasi Kalyan Parishad», organizaciones de «Rashtriya Seva Sangh», grupo fundamentalista hindú. Ndr) blandiendo palos, bajo la falsa impresión de que el prelado había acudido a convertir a algunos estudiantes, empezaron a arrojar piedras. Otras fuentes aportan cifras mucho más elevadas de los atacantes.
El sacerdote herido –en el oído– es el padre Brendon Furtado.
El obispo Dabre, conmocionado, comentaba «la experiencia más horrible» vivida «cuando se lanzaban piedras en todas direcciones dentro y fuera del edificio», cita la agencia sudasiática.
«Había unos 200 fieles en el edificio y fuera de él, quienes se habían reunido para la inauguración de Ashram», relató. Temieron por sus vidas.
Monseñor Dabre reconoce que es la primera vez que sufre un ataque así y que aún se está recuperando de la profunda impresión.
«Los fundamentalistas que nos atacaron no saben que hemos venido a servir a los pobres tribales y que nos oponemos a las conversiones forzadas», recalcó.
Por su parte, en su declaración el arzobispo de Bombay añade: «Tal bárbaro e injustificado estallido de violencia es también una desgracia para nuestra cultura india de respeto y tolerancia, y revela tristemente la grave pérdida de sentido de democracia civilizada en los grupos político-religiosos que la instigaron».
«Es particularmente doloroso –admite el purpurado– que el incidente ocurriera en vísperas del aniversario del asesinato de nuestro amado padre de la nación, Mahatma Gandhi, apóstol de “ahimsa” [la no violencia. Ndr], que fue el arma con la que luchó y ganó independencia» para la India.
Como metropolitano de la provincia eclesiástica de Bombay, a la que pertenece la diócesis de Vasai, el arzobispo Dias «deplora con fuerza» el incidente y expresa «su fraternal solidaridad» hacia el obispo y todos los agredidos.
«Confío en que las autoridades pertinentes adopten acciones inmediatas contra los que perpetraron el acto criminal», así como «medidas correctivas que disuadan de la repetición de episodios similares que ponen gravemente en peligro la armonía común y destrozan la secular estructura social de nuestra querida tierra», concluye.
La Educación católica y la preocupación de la Iglesia por los marginados es un tema presente en el corazón eclesial de la India, hasta el punto de que la próxima Asamblea Plenaria del episcopado del país, el mes que viene, girará en torno a esa materia (Cf. Zenit, 26 enero 2006).
