Es un «grave error» dar a otras uniones reconocimientos propios de la familia, asegura el Papa

Palabras al recibir a autoridades locales de Roma

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 12 enero 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera un grave error oscurecer las funciones de la familia atribuyendo a otras formas de unión sus reconocimientos jurídicos específicos.

Al mismo tiempo, al encontrarse este jueves con las autoridades locales de Roma, el Papa pidió ayudas concretas a las parejas jóvenes para que puedan formar una familia.

Escuchaban sus palabras, en el tradicional encuentro de inicios de año, el presidente de la Junta regional del Lacio, Piero Marrazzo; el alcalde de Roma, Walter Veltroni; y el presidente de la Provincia de Roma, Enrico Gasbarra.

La intervención papal tiene lugar en un momento en el que algunas fuerzas políticas del país han propuesto introducir en Italia el «Pacto civil de solidaridad» (PACS), una forma de reconocimiento jurídico de las parejas de hecho, incluidas las homosexuales.

El matrimonio como institución, dijo el obispo de Roma a los políticos, «no es una injerencia indebida de la sociedad o de la autoridad, una imposición desde el exterior; por el contrario, es una exigencia intrínseca del pacto del amor conyugal».

«No se trata aquí de normas peculiares de la moral católica, sino de verdades elementales que afectan a nuestra humanidad común: respetarlas es esencial para el bien de la persona y de la sociedad», aclaró.

Según el sucesor de Pedro, por una parte, «son particularmente oportunas todas las medidas que pueden servir de apoyo a las parejas jóvenes para formar una familia y a la misma familia en la procreación de hijos: en este sentido, vienen espontáneamente a la mente problemas como los del costo de las casas, de los jardines de infancia, y de las escuelas para los niños más pequeños».

Por otra parte, añadió, «es un grave error obscurecer el valor y las funciones de la familia legítima, fundada sobre el matrimonio, atribuyendo a otras formas de unión reconocimientos jurídicos impropios, de los que no existe, en realidad, ninguna exigencia social efectiva».

El obispo de Roma pidió también ayudas para «las embarazadas que se encuentran en condiciones de dificultad y evitar que se introduzcan fármacos que esconden, en cierto sentido, la gravedad del aborto, como opción contra la vida».

El 9 de diciembre pasado, el Consejo Superior de la Sanidad de Italia dio luz verde a la utilización de la Ru486, la píldora abortiva, si bien imponiendo una serie de medidas cautelares a causa de sus riesgos.

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ZENIT Staff

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