COLONIA, sábado, 20 agosto 2005 (ZENIT.org).- Johny Bassous, el muchacho de 20 años de Palestina que almorzó este viernes con Benedicto XVI, regresará a su tierra más convencido que nunca de que el amor a judíos y musulmanes es su mejor contribución al proceso de paz en Tierra Santa.
Así lo explica en esta conversación mantenida con Zenit.
–Háblanos de tu encuentro con el Papa.
–Johny Bassous: He venido a la Jornada Mundial de la Juventud con un grupo de jóvenes cristianos provenientes de Tierra Santa y les representé en el almuerzo con el Papa. El encuentro ha sido una bendición tan grande para mí que siento que mi corazón se ha elevado. El Santo Padre, con su espiritualidad, me ha hecho sentirme muy cerca de él.
Sus palabras, tan impactantes y edificantes, han sido de gran aliento para nuestra fe cristiana. Nos invitó en varias ocasiones a «profundizar en nuestra fe» y a vivir pacíficamente nuestra fe cristiana, en medio de otras personas provenientes de orígenes diferentes al nuestro, en particular de aquellos que viven en países compuestos de diferentes religiones.
Mencionó después un pasaje de la Biblia, tomado de la primera carta de san Pedro, en el que se subraya nuestro deber de ofrecer razones de «esperanza viva» a quienes nos preguntan por nuestra fe. En otras palabras, con nuestra vida hablamos a las demás personas, dándoles argumentos para interpelarnos sobre las razones de nuestra fe.
–Has mencionado el mensaje del Papa, quien invita a construir puentes entre personas de diferentes credos, razas, culturas, argumento decisivo para Tierra Santa. ¿Cómo te ayudará el encuentro con el Papa a nivel personal a promover con mayor convicción la paz en tu tierra?
–Johny Bassous: Mira, uno de los mandamientos más grandes que nos ha dejado Dios ha sido el de amar al prójimo como a nosotros mismos, e incluso amar a nuestros enemigos y tratar de vivir en comunión con ellos. Alentado por esta invitación del Papa, creo que para mí amar a los demás, amar a los musulmanes, a los judíos junto a los demás cristianos es una de las cosas más grandes que puedo hacer para impulsar nuestro diálogo de paz. Este es el mensaje de reconciliación que quiero traer conmigo al regresar a casa para después lanzarlo cotidianamente en mi vida de cristiano.
–El mismo Papa ha dado ejemplo en este sentido al visitar a la comunidad judía de Colonia en la Sinagoga. ¿Qué valor ha tenido este gesto para ti?
–Johny Bassous: Cuando oigo hablar de estos acontecimientos, siento una profunda alegría, pues en cuanto cristianos, estamos llamados a superar las fronteras y a romper toda barrera que nos separe de los demás pueblos. Nuestro deber es el de salir al encuentro de las personas con gestos de amor.
Todavía me acuerdo del día en que su predecesor, Juan Pablo II, se acercó al Muro de las Lamentaciones para rezar y cuando visitó la mezquita, gestos que demuestran cómo estos auténticos hombres de Dios no sólo hablan, sino que también actúan. Es un ejemplo que estamos llamados a cumplir también nosotros.