BARI, martes, 3 mayo 2005 (ZENIT.org).- Con ocasión del ya próximo Congreso Eucarístico Italiano, hace semanas que en Bari (Italia) el artista esloveno Marko Ivan Rupnik S.I. trabaja en el majestuoso mosaico que está realizando en la iglesia de San Pascual junto a sus colaboradores, entre ellos tres artistas de Iglesias ortodoxas, lo cual «ya es un signo de ecumenismo», reconoce.
El padre Rupnik es considerado como uno de los mayores artistas contemporáneos y es director del Centro de Estudios e Investigaciones «Ezio Aletti» (www.centroaletti.com) –es parte del Pontificio Instituto Oriental– en Roma para el diálogo entre Oriente y Occidente.
Inaugurado por Juan Pablo II en 1993, el centro se dirige ante todo a estudiosos y artistas de inspiración cristiana del centro y este de Europa, para favorecer el encuentro entre ellos y sus colegas de occidente. Sus miembros están especializados en teología oriental y en los demás estudios útiles para promover y desarrollar la actividad y reflexión teológica-cultural del centro.
Hace seis años, la Capilla «Redemptoris Mater» del Palacio Apostólico del Vaticano fue totalmente renovada. Se ha calificado como la Capilla Sixtina del siglo XXI. Su concepción y realización fue dirigida por el padre Rupnik. Se revistió de 600 metros cuadrados de mosaico de inspiración bizantina en las paredes y el techo, proponiéndose como síntesis de la teología de oriente y de occidente, los «dos pulmones» de la Iglesia.
En el mosaico que ahora realiza el artista en la iglesia de San Pascual está la síntesis de toda la teología del «Dies Domini» –el día del Señor, el domingo–.
De hecho, «Sin el domingo no podemos vivir» es el lema del Congreso Eucarístico que acogerá Bari del 21 al 29 de mayo. Sus contenidos girarán en torno «a dos dones inseparables: el domingo, el día del Señor, y su corazón, la Eucaristía», prestando especial atención «a la relación entre Eucaristía y martirio», explican los organizadores (Cf. www.congressoeucaristico.it).
Además, la Conferencia Episcopal italiana eligió la ciudad y la diócesis de Bari para la XXIV edición del congreso por su vocación ecuménica de puente con Oriente y custodio de las reliquias de San Nicolás, muy conocido y venerado por los hermanos de Oriente.
Expresando el «Dies Domini», en la parte superior del ábside de la iglesia de San Pascual se representa la venida del Espíritu Santo, que se posa sobre los apóstoles situados en torno a la mesa. Sobre ella está el Crucifijo, al término del cual está representada la resurrección.
«El mosaico es coherente con cuanto ha dicho el Papa: es un concreto testimonio de cómo también Occidente acoge los dones custodiados por Oriente», comentó el padre Rupnik a «Avvenire».
En su opinión, el Congreso Eucarístico en Bari, ciudad puente entre Oriente y Occidente, como la definió Juan Pablo II, es una ocasión única para favorecer el intercambio de dones.
Entre estos se comprenden, desde el punto de vista artístico, la sencillez de las figuras y el papel del color; objetivo principal de estos elementos es no distraer al fiel que observa. De las figuras se plasma lo esencial, de forma que se evidencie el gesto y la actitud que revelan el misterio teológico.
Y no debe verse de forma reductiva el intercambio «artístico» de dones, porque, como subraya el artista, «la teología se hace autorizadamente también con el arte».
Bari será el destino del primer viaje de Benedicto XVI el día de Corpus Christi, el 29 de mayo, momento en que participará en la clausura del Congreso Eucarístico nacional.
«Benedicto XVI será una sorpresa», apuntó el jesuita reflexionando sobre el nuevo Papa. «Los tiempos están maduros –añade– para que quien se abre al Espíritu Santo pueda intervenir de modo decisivo en el curso de la historia». Y Benedicto XVI lo hará, porque «es un gran teólogo y está dotado de una intensa espiritualidad», rasgos que le permitirán «llevar a cabo gestos y acontecimientos que se convertirán en símbolos y que testimoniarán comunión».