CASTEL GANDOLFO, 23 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II alertó este sábado ante la tendencia a la «clericalización de los laicos», provocada por interpretaciones erróneas del Concilio Vaticano II, al encontrarse con un grupo de obispos brasileños.
El concluir la visita quinquenal a Roma de un grupo de prelados del oeste del país con el mayor número de católicos, el Papa constató en su discurso que hoy día se da una «confusión de funciones» originada por interpretaciones teológicas erróneas.
«Entre los objetivos de la reforma litúrgica, establecida por el Concilio Vaticano II, estaba la necesidad de llevar a todos los fieles a la participación en las ceremonias litúrgicas», siguió explicando el obispo de Roma.
«Sin embargo –aclaró–, en la práctica, en los años posteriores al Concilio, con el objetivo de dar cumplimiento a este deseo, se fue extendiendo arbitrariamente la confusión de funciones en aquello que se refiere al ministerio sacerdotal y a la función de los laicos».
Síntomas de esta confusión, según el Papa, son «la recitación indiscriminada y común de la oración eucarística, homilías pronunciadas por los laicos» o abusos en la «distribución de la comunión por parte de laicos».
Estos «graves abusos», insistió, tuvieron «con frecuencia su origen en errores doctrinales, sobre todo en lo que se refiere a la naturaleza de la Liturgia, del sacerdocio común de los cristianos, de la vocación y misión de los laicos, pero también en lo que se refiere al ministerio ordenado de los sacerdotes».
Las consecuencias de este fenómeno, según el Papa, son «la escasa observancia de ciertas leyes y normas eclesiásticas, la interpretación arbitraria del concepto de «suplencia»; la tendencia a la «clericalización» de los laicos, etc.».
Si bien «la liturgia es acción de todo el Cuerpo Místico de Cristo, de su cuerpo y de sus miembros» es verdad que «no a todos les corresponde la misma función, pues no todos participan del mismo modo en el sacerdocio de Cristo».
Confirmó que los fieles no ordenados pueden «ejercer algunas tareas y funciones de colaboración en el servicio pastoral» sólo «cuando están expresamente habilitados por sus respectivos pastores consagrados, según las prescripciones del Derecho»
Por otra parte, añadió el sucesor de Pedro, «los componentes del Consejo Pastoral diocesano o parroquial gozan exclusivamente de voto consultivo, y por este motivo no puede ser considerado como deliberativo»
El obispo, insistió, debe «escuchar a los fieles, clérigos y laicos, para formarse una opinión», pero «éstos no pueden formular un juicio definitivo sobre la Iglesia», pues «corresponde al obispo discernir y pronunciarse, no por una mera cuestión de conciencia, sino como Maestro de la fe».
En este contexto, el Papa se refirió también al «restablecimiento del diaconado permanente de los hombres casados» que «constituye un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia».
Este servicio, concluyó, tendrá que «estar siempre limitado a las prescripciones del Derecho, dado que corresponde a los presbíteros el ejercicio de la plena potestad ministerial», evitando así «ambigüedades que podrían confundir a los fieles, sobre todo en las celebraciones litúrgicas».