ROMA, 28 abril 2003 (ZENIT.org).- Del lunes al miércoles se celebra en Castelgandolfo, cerca de Roma, el Congreso Mariano Internacional «Contemplar a Cristo con los ojos de María» promovido por el Movimiento de los Focolares en el Año del Rosario.
El encuentro ofrece la aportación de los nuevos movimientos y comunidades eclesiales a la comprensión vital de María y el Rosario; testimonios de jóvenes, familias, políticos, y religiosos de diferentes países; la visión de María en las diferentes Iglesias y comunidades cristianas; así como expresiones artísticas a las que da lugar la Madre de Jesús.
El congreso se transmite en directo por Internet (http://www.focolare.org/live) así como por numerosos canales de televisión gracias a los satélites de ESA, Telepace, EWTN, Cançao Nova.
Participan en el encuentro unos 1.400 congresistas, entre ellos 20 cardenales y obispos de más de 80 países.
En esta entrevista concedida a «Radio Vaticano», Chiara Lubich, explica los motivos que le han llevado a convocar esta iniciativa.
–¿Podría ilustrar el significado del título del Congreso: «Contemplar a Cristo con los ojos de María»?
–Chiara Lubich: Ninguna criatura ha conocido nunca y nunca conocerá a Jesús como María porque es inmaculada, porque es su Madre, porque es Evangelio vivido y, por lo tanto, otro Jesús. Para verlo, conocerlo y contemplarlo a Él, a través de los ojos de Ella, será necesario tratar –en la medida de lo posible– de imitarla en su continuo «sí» a la voluntad de Dios, y con ello, en cierto modo, hacerla revivir en nosotros.
–¿Cuál es el valor de María, del Rosario y de la oración en el mundo de hoy?
–Chiara Lubich: María y la oración tienen hoy un enorme valor. Con la presencia de un nuevo terrorismo tan terrible como el actual, efecto, como sugieren muchos, quizás de un Mal con la «M» mayúscula, no son suficientes los medios comunes para combatirlo, sino que es preciso recurrir al Bien con «B» mayúscula, es decir, a Dios y a aquello que con Él se relaciona. De allí la importancia de la oración, como se hizo en Asís [el 24 de enero de 2002], y por lo tanto, también del Rosario.
En este mundo tan dividido entre países ricos y países pobres, que es la causa más profunda del terrorismo, llamados como lo estamos a comprometernos como nunca antes a suscitar la solidaridad, el compartir, la fraternidad, para hacer, cada vez más, de la humanidad una familia, nadie mejor que María, porque es Madre universal, podrá darnos una mano.
–¿Qué responder a quien no cree en la oración y en su eficacia en los hechos de la vida?
–Chiara Lubich: Cuando alguien no cree en la oración, por lo general tiene poca fe en Dios. Por lo tanto es necesario ayudarlo a reavivarla. Y aquí hay muchas posibilidades a disposición. Entre ellas es muy eficaz el testimonio que nosotros los cristianos damos, cuando nos amamos recíprocamente. De hecho, a la unidad en el amor está prometida la conversión del mundo. Dice Jesús: «Que sean uno para que el mundo crea» (Cf. Juan. 17, 21).
–¿Cómo conciliar María con la vida espiritual y estética de los artistas?
–Chiara Lubich: Los artistas tienden a la belleza. Es más, he constatado que para ellos –si son creyentes– el mejor atributo de Dios es la belleza. Está bien Dios verdad, Dios amor, pero todavía mejor Dios belleza. Y María, la «toda bella», es, por decir de algún modo, la encarnación de la belleza. De ahí su relación con los artistas y de los artistas con Ella. Y realmente deben sentirse atraídos por Ella, si la han pintado, esculpido, cantado, en todos los tiempos y de todas las formas.
–¿Cuál ha sido la génesis de este Congreso Mariano?
–Chiara Lubich: Todo comenzó el 16 de octubre del 2002, al terminar la audiencia del Santo Padre del miércoles, después de que él firmó su carta apostólica: «Rosarium Virginis Mariae». Entre las 600 personas, aproximadamente, de nuestro Movimiento, presentes en la Plaza San Pedro, estaba también yo. Y fue en esa ocasión cuando el Santo Padre me entregó un largo mensaje en el cual, entre otras cosas, se lee: «En esta fecha, quisiera consignar idealmente a los focolarinos la oración del Rosario. (…) Estoy seguro de que su devoción a la Virgen Santa los ayudará a darle la relevancia necesaria a la iniciativa de un año dedicado al Rosario».
Desde entonces, en todo el mundo han surgido diversas iniciativas para volver a proponer a muchos el sentido del rezo del Rosario. El congreso Mariano es una de ellas.
–¿Podría decirnos dos palabras sobre el programa y las intervenciones que tendrán lugar durante los tres días del Congreso?
–Chiara Lubich: Se reflexionará sobre la carta apostólica del Santo Padre sobre el Rosario y sobre los nuevos «Misterios de la luz», con testimonios de familias, políticos, religiosos, sacerdotes y jóvenes. Se realizarán dos mesas redondas: una, reservada a los responsables de diversos Movimientos eclesiales, sobre el tema; otra, con cristianos de diversas Iglesias que comentan la carta del Papa.
Los discursos serán intercalados con representaciones artísticas, muy selectas, para honrar a María, la «Toda Bella».
Las liturgias eucarísticas serán presididas por cardenales o arzobispos, entre los cuales el cardenal Angelo Sodano, el cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga, monseñor Stanislaw Rylko, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos y otros.