Convento de San Bernardino en Xochimilco celebra Año Jubilar

Importante baluarte histórico de la evangelización de México

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XOCHIMILCO, viernes 26 de febrero de 2010 (ZENIT.orgEl Observador).- El ex convento franciscano de San Bernardino de Siena en Xochimilco (México), se encuentra celebrando un Año Jubilar –desde el 20 de mayo del año pasado y hasta el 20 de mayo de este 2010– con motivo de los 475 años de su fundación.

La efeméride es importante ya que este lugar fue, desde su construcción, alrededor de1535, uno de los principales centros de evangelización de la Nueva España, y donde residieron notables frailes franciscanos como Bernardino de Sahagún, Andrés de Olmos, Gerónimo de Mendieta, Toribio de Benavente Motolinía y Juan de Torquemada, entre otros.

Situado en el centro de Xochimilco, en torno a este convento ha girado una buena parte de la historia del pueblo. Dice la investigadora Mara González Guinea que “tanto a los conquistadores como a los evangelizadores, la construcción de esta iglesia les sirvió como punto de cohesión e identidad social, en cuanto que le permitió una armonía entre el indígena, el español y los primeros mestizos”.

Labor evangelizadora

Aunque se desconoce la fecha exacta de la edificación, George Kubler, en su libro Arquitectura Mexicana del siglo XVI señala el año 1535, e indica que para ese tiempo ya se contaba con un establecimiento permanente en Xochimilco. También anota que la iglesia y el convento tuvieron varias etapas constructivas que abarcaron desde 1530 hasta el año 1600.

Así las cosas, para 1538 San Bernardino contaba ya con convento; y para 1609 ya estaba en funciones un colegio conventual en donde se dieron clases de retórica, teología, artes y oficios.

La presencia franciscana en Xochimilco se dio casi inmediatamente después de la caída de Tenochtitlán. Fue fray Pedro de Gante (que había llegado a estas tierras en 1523) el primero en llegar a la región, sin embargo, la evangelización en sentido pleno inició con fray Martín de Valencia, quien en 1524 arribó como cabeza del grupo de los “doce primeros franciscanos” para cristianizar las tierras de lo que sería la Nueva España.

Según el cronista fray Gerónimo de Mendieta, en su Historia eclesiástica indiana, fray Martín de Valencia comenzó su labor evangelizadora en el “pueblo llamado Xochimilco, que es el más principal, donde lo recibieron con gran aplauso y regocijo de los indios, al modo como ellos usan recibir a los huéspedes principales y dignos de honra y reverencia”.

Convento “doctrina”

El convento, de grandes proporciones, fue cabeza de “doctrina” de la región de la cuenca de México. Aquí vivían de cuatro a seis frailes que se encargaban de recorrer los pueblos que tenían como “visitas” y que incluía la zona montañosa de lo que hoy es Milpa Alta y Tlalpan.

Es conocido que, en vez de parroquias, los frailes establecieron “doctrinas”, es decir conventos en los que se adoctrinaba y administraban los sacramentos a los indígenas. Estas doctrinas se hallaban en las “cabeceras”, o sea en las poblaciones de importancia, incluso que había tenido cierta hegemonía en la antigüedad.

Las poblaciones vecinas dependientes de la “cabecera” se reunían en el convento “doctrina” para recibir los sacramentos, pero de manera regular eran visitadas por los frailes, de acuerdo a un programa establecido.

De ahí que algunos pueblos en México reciban el nombre de “visitas”. La “doctrina” establecida en el convento de San Bernardino llegó a atender 15 barrios y 13 pueblos.

La presencia franciscana en el San Bernardino se prolongó hasta 1789, cuando murió el último guardián del convento, tras lo cual, se entregó el templo al clero diocesano, según lo determinaba el mandato real de secularización, mediante el cual las parroquias atendidas por las órdenes religiosas pasaron a manos del clero secular.

Por Gilberto Hernández García

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ZENIT Staff

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