«El deporte tiene una gran necesidad del Jubileo»

Habla Valerio Bianchini, entrenador italiano de baloncesto

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CIUDAD DEL VATICANO, 25 oct (ZENIT.org).- El domingo 29 de octubre se celebra el Jubileo de los Deportistas. A este própósito, Valerio Bianchini, uno de los entrenadores de más éxito del baloncesto italiano, afirma, en una entrevista del diario «Avvenire», que «el deporte verdadero es alegría, amistad, espíritu de sacrificio y transmisión de valores altamente formativos para un joven. Nada que ver con el divismo y la desenfrenada carrera por el dinero, el éxito a toda costa, en que se ha transformado hoy».

Por este motivo, «el deporte, como toda actividad humana, tiene una gran necesidad del Jubileo. Y tendríamos todos necesidad de que el domingo 29, más allá de la celebraciòn del acontecimiento y de sus protagonistas, llegase fuerte y claro el mensaje que nadie mejor que la Iglesia puede dar», añade Bianchini.

Indica el entrenador que «como la gran parte de los chavales de la generación crecida en la postguerra, he dado mis primeros pasos en la parroquia. Recuerdo todavía con qué atención se ayudaba a misa y se escuchaban las palabras del vicepárroco que recomendaba lealtad y respeto entre todos nosotros antes de salir al campo a jugar. ¡Cuánto han contado aquellas enseñanzas en mi relación con el deporte».

Respecto al baloncesto, Bianchini explica que «un deporte de equipo como el baloncesto es una extraordinaria metáfora de los valores cristianos: los atletas son llamados a realizar una síntesis dificilísima: poner su cuerpo extraordinario, sus músculos potentísimos al servicio de un alma hecha de sentimientos positivos, de generosidad hacia el prójimo. Deben tener la humildad de poner sus capacidades siempre al servicio del bien común, porque no hay salvación fuera del grupo. Y deben tener la sensibilidad de comprender cuándo el compañero tiene más necesidad de su ayuda para ser luego a su vez ayudados. El deporte enseña que ninguna meta se logra sin fatiga, trabajo duro, pequeñas renuncias. Además trato siempre de estimular la inteligencia, el crecimiento humano y personal, la consciencia, el sentido de responsabilidad…».

A la pregunta sobre cuáles son los principales enemigos de los que un deportista debe guardarse, Bianchini ha respondido: «Ser un amplificador de los males de la sociedad, la vulgaridad, el racismo, la violencia, el dopaje, las drogas, el sexo fácil: tentaciones siempre presentes en chavales privados de valores e investidos de imprevistas riquezas. Se decía una vez que el mérito del deporte es el de sacar a los chicos de la calle, pero ¿qué puede suceder luego si en el gimnasio no hay un guía?

Por último, Bianchini ha recordado que «hace algunos años, fui de visita a la Universidad de Indiana, uno de los templos del baloncesto mundial, en el que entrenaba el célebre Bobby Knight, técnico sublime. En la pared de los vestuarios estaba escrita una frase que sonaba así: “Atento: mientras están en el campo, te están mirando los ojos de un chaval para el que eres lo que querrá ser de mayor”. Un atleta modelo no debe olvidar nunca este papel en relación a los más jóvenes».

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ZENIT Staff

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