El Papa: El problema del hambre no es la falta de alimentos

Mensaje pontificio para la Jornada Mundial de la Alimentación

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CIUDAD DEL VATICANO, 18 oct (ZENIT.org).- Liberar a los pueblos de las guerras para liberarles del hambre. Es el gran desafío del nuevo milenio que ha propuesto Juan Pablo II en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Alimentación, que se celebró el lunes pasado, y que fue leído en la sede del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma por el arzobispo Agostino Marchetto, observador permanente de la Santa Sede ante este organismo.

El Papa reconoce que «liberar del hambre a centenares de millones de seres humanos, víctimas de este flagelo, no es empresa fácil» y «supone en primer lugar el compromiso de extirpar de raíz las causas del hambre y de la desnutrición».

En este sentido, el Pontífice subraya, con el informe anual de la FAO, que «la primera causa de las carencias alimentarias son las guerras y los conflictos internos», los cuales con «más devastadoras que las guerras internacionales».

La superación del problema, además, está según el Papa en una adecuada distribución de los productos alimentarios y en «un tenor de vida razonablemente austero» por parte de cuantos disponen de bienes materiales en abundancia, «para poder ayudar a quienes no tienen con qué nutrirse».

La oración del cristiano, dice concluyendo Juan Pablo II, «es auténtica si se traduce en un compromiso de concreta solidaridad».

El 16 de octubre, Jornada Mundial de la Alimentación, ha sido un cumpleaños amargo para la FAO fundada exactamente hace 55 años. Y la amargura nace tanto de las palabras del director general de la organización, Jacques Diouf, como del Informe de la FAO publicado en ese día sobre el estado de inseguridad alimentaria en el mundo.

Del informe se desprende que hay un serio riesgo de que fracase el objetivo que se fijaron 186 gobiernos hace cuatro años en Roma, en la Cumbre mundial de la alimentación. En aquella conferencia internacional se decidió hacer disminuir a la mitad el número de hambrientos en el mundo antes del año 2015. Son un total de 826 millones de personas quienes sufren hambre en el planeta. Pero si seguimos a este paso no se llegará al objetivo antes del 2030.

Trazando un mapa del hambre, la FAO indica que el grupo de los países más indigentes comprende 24 naciones: 18 países africanos además de Yemen, Afganistán, Bangladesh, Haití, Mongolia y República Popular Democrática de Corea. En estos países quienes tienen más problemas de nutrición son las mujeres y precisamente la insuficiente alimentación de las madres es la causa de la muerte de muchos niños en los países en vías de desarrollo.

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ZENIT Staff

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