El Vaticano pide a la ONU luchar contra las redes de abuso sexual de niños

Aplaude las medidas encaminadas eliminar el recurso a niños-soldado

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ROMA, 13 oct (ZENIT.org).- Al tomar la palabra ante la asamblea general de las Naciones Unidas, el representante de la Santa Sede puso en evidencia que no se puede pensar en lanzar amplios programas de defensa de los derechos de los niños, en particular los que sufren a causa de las guerras, sin promover proyectos de ayuda a la familia.

Monseñor Francis Chullikatt, representante de la Misión permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas, intervino el miércoles pasado ante el tercer Comité de la ONU que afrontaba el tema de la promoción y protección de los derechos de los niños.

El delegado vaticano anunció al inicio de su intervención la firma, por parte de la Santa Sede, el 10 de octubre pasado, de dos protocolos de la Convención de los derechos de los niños, adoptados por la Asamblea General de la ONU el 25 de mayo de este año. Los dos documentos se refieren tanto a los niños víctimas de conflictos armados, como a la venta y abuso sexual de menores en el contexto de la prostitución o pornografía.

Ya el 2 de enero pasado, con motivo del Jubileo de los niños, Juan Pablo II invitó a no olvidar a estas pequeñas víctimas de la violencia y de horrendas formas de abuso (Cf. Zenit, 2 de enero de 2000). Ahora, monseñor Chullikatt confirma que, en coherencia, para defender a los niños la familia desempeña un papel decisivo: «Los niños son separados con frecuencia de sus familias, convirtiéndose en fuerza vulnerable de reclutamiento como niños soldados, esclavos del sexo víctimas manipuladas de otras formas de abuso».

Niños-soldado
La Santa Sede pidió a la comunidad internacional un esfuerzo mayor para continuar por la senda de la defensa de los menores, tal y como auspició el informe «Niños y conflictos armados», del secretario general de la ONU, Kofi Annan. El documento considera que en el mundo unos 300 mil niños soldados. «Estos niños no sólo han sido privados de su inocencia y derechos, sino que además tienen que afrontar niveles tremendos traumas emocionales inmediatos y a largo plazo»

Para acabar con esta plaga, el delegado vaticano se dirigió a los gobiernos y productores de armas ligeras para que estos instrumentos de muerte no caigan en manos de los niños, ni sean utilizados contra ellos. Ofreció el apoyo de la Iglesia a la recomendación dada a los gobiernos por el informe de Kofi Annan de encontrar incentivos para eliminar la posibilidad de que individuos, organizaciones, corporaciones y gobiernos comercien armas a cambio de oro, diamantes, madera o moneda fuerte.

Monseñor Chullikatt recordó, en este sentido, la necesidad de continuar avanzando en la prohibición de la producción, venta, almacenamiento y uso de minas antipersonales que siguen asesinando todos los años a unos diez mil inocentes. «La imposición de medidas preventivas no sólo mitigaría el impacto de los conflictos armados sobre los niños, sino que, además, aseguraría el presente y el futuro de generaciones que pueden utilizar los recursos naturales de sus países con fines productivos».

Comercio sexual de menores
La delegación vaticana, por último, alabó el trabajo de UNICEF (El fondo de las Naciones Unidas para la infancia) y de otras agencias que se esfuerzan por combatir el tráfico y el comercio sexual de niños con campañas públicas de prevención. «Ahora bien -, para que el problema del tráfico y comercio de abusos sexuales de mujeres y niños sea más eficaz, se requieren leyes firmes para remover los incentivos económicos de quienes lo controlan, así como afrontar las raíces que causan este tráfico, incluyendo aspectos sociales, económicos y morales».

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ZENIT Staff

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