Homenaje y gratitud del Papa a las Iglesias orientales

Manifiesta su anhelo de unidad con la Iglesia ortodoxa

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 11 junio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI rindió homenaje y manifestó su gratitud a los cristianos de Oriente al visitar este sábado la sede de la Congregación para las Iglesias Orientales de la Santa Sede.

«¡Hoy el Papa da las gracias de nuevo a los orientales por su fidelidad pagada con la sangre, de la que quedan páginas admirables a través de los siglos hasta el martirologio contemporáneo!», dijo el Papa.

El pontífice aprovechó la ocasión para hacer público el nombramiento del nuevo prefecto de esta Congregación, el arzobispo argentino Leonardo Sandri, hasta ahora sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado.

Sustituye al cardenal Ignace Moussa I Daoud, patriarca emérito de Antioquía de los Sirios, de 76 años, quien había presentado la renuncia por motivos de edad.

La visita del Santo Padre buscaba celebrar los noventa años de este dicasterio vaticano, creado por Benedicto XV.

El Papa Joseph Ratzinger explicó que quiere que su pontificado sea una «peregrinación en el corazón de Oriente» y por este motivo asumió «el nombre de un Papa que tanto amó a Oriente».

En su discurso, se dirigió a los cristianos de Oriente para asegurarles «que quiere permanecer a su lado».

Y reafirmó «el profundo aprecio a las Iglesias orientales católicas por su papel particular de testigos vivientes de los orígenes».

«Sin una relación constante con al tradición de los orígenes –dijo–, no hay futuro para la Iglesia de Cristo».

«En particular, las Iglesias orientales custodian el eco del primer anuncio evangélico; las memorias más antiguas de los signos realizados por el Señor; los primeros reflejos de la luz pascual y la reverberación del fuego nunca apagado de Pentecostés».

«Su patrimonio espiritual, arraigado en la enseñanza de los apóstoles y de los padres, ha generado venerables tradiciones litúrgicas, teológicas y disciplinares, mostrando la capacidad del “pensamiento de Cristo” de fecundar las culturas y la historia».

«Precisamente por este motivo, también yo, como mis predecesores –reconoció–, siento estima y afecto por las Iglesias de la Ortodoxia: “ya nos une un lazo particularmente cercano. Tenemos en común casi todo y tenemos en común sobre todo el anhelo sincero de la unidad”», dijo citando la carta apostólica «Orientale lumen» de Juan Pablo II, de 1995.

«El auspicio que se eleva de lo profundo del corazón es que este anhelo pueda realizarse pronto plenamente», concluyó.

La Congregación para las Iglesias Orientales ha recibido el mandato del Papa de ser el nexo de unión de la Santa Sede con las Iglesias orientales católicas para favorecer su crecimiento, salvaguardar sus derechos, y mantener vivos e íntegros en la Iglesia su patrimonio litúrgico, disciplinar y espiritual.

Estas Iglesias comúnmente mantienen las mismas tradiciones y liturgia de Iglesias ortodoxas, y se diferencian de éstas por su fidelidad al obispo de Roma.

El dicasterio vaticano tiene autoridad exclusiva para las siguientes regiones: Egipto y Península del Sinaí, Eritrea y Etiopía del Norte, sur de Albania, Bulgaria, Chipre, Grecia, Irán, Irak, el Líbano, Palestina, Siria, Jordania y Turquía.

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ZENIT Staff

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