Jubileo de las Misiones: ¿Se puede anunciar a Cristo en un mundo pluralista?

Dos congresos preparan en Roma la cumbre misionera

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ROMA, 18 oct (ZENIT.org).- El Congreso teológico dedicado a las misiones, que se inauguró ayer en Roma, en la Universidad Pontificia Urbaniana, en preparación del Jubileo de las Misiones (22 de octubre), se ha convertido en un interesante debate sobre la declaración de la Congregación para la doctrina de la fe «Dominus Iesus», con la que la Santa Sede recordó a inicios de septiembre el carácter único y universal de la salvación traída por Cristo.

El debate quiere responder en nuestros días a una pregunta que lanzó el mismo Cristo hace dos mil años a sus apóstoles: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

La respuesta del cardenal Tomko
El primero en responder a esta pregunta fue el responsable último de las misiones de la Iglesia católica, el cardenal Jozef Tomko, prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, al inaugurar el congreso.

El purpurado recordó que en el evangelio Jesús había planteado poco antes otro interrogante a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?». De este modo, el cardenal eslovaco afirmó que esa pregunta «implica una sugerencia importante: la respuesta de la fe cristiana debe tener también en cuenta la búsqueda de los que no han llegado a compartirla. Esta es, por otra parte, la postura del Concilio Vaticano II cuando invita a la Iglesia a no rechazar nada de cuanto bueno y santo hay en las otras religiones».

Desde el Concilio en adelante, recordó el cardenal, la Iglesia ha enseñado que «el diálogo con las otras religiones es parte de la misión evangelizadora de la Iglesia».

Ahora bien, cuando Jesús planteó a los suyos la pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?», Pedro tomó la palabra y «confesó su fe en Jesús como Cristo, el Hijo de Dios vivo».

En coherencia con la afirmación del primer obispo de Roma, añadió el cardenal Tomko, «el reciente documento «Dominus Iesus» alerta ante la tentación de considerar a la Iglesia como un camino de salvación junto a los constituidos por las otras religiones, que serían complementarias a la Iglesia, más aún, sustancialmente equivalentes a ella, aunque convergentes con ella hacia el Reino de Dios escatológico. Esta alerta no pone límites a la actuación salvífica de Dios, sino que pide que se la considere globalmente».

La respuesta del arzobispo Kasper
A continuación, respondió en el Congreso sobre las misiones a esa misma pregunta el arzobispo Walter Kasper, secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

El pluralismo actual, dijo el arzobispo, uno de los más grandes teólogos alemanes del postconcilio– «interroga a los cimientos auténticos de la cristiandad y constituye un nuevo desafío para las Iglesias. En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica se define a sí misma precisamente como signo e instrumento de unidad y de paz. Por tanto el mundo actual representa para ella un desafío inmenso».

De este modo, Kasper hizo un recorrido por el desarrollo del pensamiento católico a propósito del pluralismo religioso, señalando cómo en virtud del «fuerte énfasis puesto en la unidad y unicidad de Jesucristo y de su Iglesia por una parte, y de la condición pluralista del mundo moderno y postmoderno por otra, no es sorprendente que, dentro y fuera de la teología, se haya desarrollado un amplio y áspero debate sobre la cuestión del carácter único y universal de la salvación en Cristo».

El ponente, estigmatizando todas aquellas «derivaciones» teológicas que han acabado por «anular» las diferencias entre las religiones, subrayó que, por las mismas razones expresadas en la profesión de fe, «la proclamación de la unidad y unicidad de la salvación anunciada por el cristianismo no es una tesis imperialista que domina u oprime a las otras religiones. Y mucho menos representa una base para animar a una práctica imperialista de la misión. No tiene nada que ver con un «orden mundial», aunque desde el inicio de la historia esto haya sido a menudo el origen de malentendidos y abusos».

Cristianismo y otras religiones
Lejos de todo riesgo de sincretismo y de relativismo, es justamente en el valor universal de la proclamación el fundamento del diálogo con las demás religiones. Estas relaciones, según el teólogo, deben tener tres características: «El cristianismo afirma, respeta y defiende todo lo que en las otras religiones es verdadero, bueno, noble y santo; critica, en espíritu de profecía, todo contenido que vaya en detrimento de la gloria de Dios y de la dignidad humana; y, por último, quiere invitar a las otras religiones a enriquecerse en la fe en Jesucristo y a través de la participación en su plenitud».

El Congreso internacional dedicado a la teología de la misión concluirá el próximo viernes y prevé intervenciones de teólogos de los cinco continentes.

En el mismo marco del Jubileo de las Misiones, se abrió esta tarde, en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo, localidad situada a unos 30 kilómetros de Roma, el Congreso Misionero Mundial, que, a diferencia del otro encuentro teológico, tendrá más bien un carácter de celebración y pastoral. Reúne a 1.200 delegados de todo el mundo, entre los que se encuentran 47 obispos y más de 300 sacerdotes.

Los dos Congresos son organizados por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

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ZENIT Staff

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