La Iglesia en Colombia lamenta la despenalización del aborto en algunos casos

BOGOTÁ, viernes, 12 mayo 2006 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha lamentado el fallo de la Corte Constitucional sobre la despenalización parcial del aborto señalando que es de graves consecuencias ya que atenta contra los valores culturales, morales y religiosos.

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<br> En un comunicado emitido por monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, presidente de la CEC, se denuncia «que la Carta Constitucional no se haya respetado en su integridad, modulando de una manera indebida el derecho fundamental de todo ser humano: La vida es un derecho inviolable. No habrá pena de muerte (Art. 11)».

Lamenta que la Corte Constitucional no haya tomado una decisión firme a favor de toda vida humana. Hace además un llamado a trabajar por la cultura de la vida, a rechazar siempre el aborto y toda opción contra la vida de un ser humano en cualquier circunstancia, por considerarlo “un acto inmoral, y más grave aún, si es contra el más indefenso de todos”.
Por su parte el cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, ha recordado que la Iglesia castiga el aborto con la pena de la excomunión inmediata.

Publicamos a continuación los dos pronunciamientos.

Comunicado del presidente de la Conferencia Episcopal con motivo del fallo de la Corte Constitucional sobre la despenalización parcial del aborto

La Corte Constitucional de Colombia ha emitido un fallo modulado sobre las demandas de despenalización total del aborto en nuestro país. La Conferencia Episcopal, fiel al Evangelio de la Vida, anunciado por Jesucristo, el Señor resucitado y a la sana Tradición de la Iglesia, lamenta que la Corte Constitucional no haya tomado una decisión firme a favor de la vida humana, de toda vida humana. Es un fallo de graves consecuencias y que atenta contra los fundamentales valores culturales, morales y religiosos de nuestra patria.

Desde nuestra condición de ciudadanos colombianos deploramos que la Carta Constitucional no se haya respetado en su integridad, modulando de una manera indebida el derecho fundamental de todo ser humano: «La vida es un derecho inviolable. No habrá pena de muerte» (Art. 11). Con este fallo se le niega el derecho a la vida a muchos seres humanos indefensos. Seguimos por caminos equivocados y soluciones facilistas, buscando respuestas a las graves y difíciles situaciones por las que pasa nuestro país.

El mandamiento del Creador sigue resonando en el interior de la conciencia de todos los seres humanos: «No matarás» (Ex. 20, 13), esta es la razón por la cual «Nosotros hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hech 5, 29). Las leyes y los fallos jurisprudenciales podrán determinar la legalidad de algunos actos, pero no por este hecho se podrán considerar como morales y buenos. Decidir contra la vida de un ser humano en cualquier circunstancia seguirá siendo siempre un acto inmoral, y más grave aún, si es contra el más indefenso de todos. «El aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes n. 51).

Hacemos un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad y en especial a todos los miembros de la Iglesia Católica para que asumamos con valentía la defensa de toda vida humana, respetemos los derechos de los «niños por nacer» y trabajemos intensamente por la protección y el cuidado de las madres que en su período de gestación puedan sentir que está en peligro su vida y su salud. De igual manera, exigimos del Gobierno Nacional y de las Instituciones un serio compromiso frente a su deber legal de garantizar un buen servicio y atención a las mujeres gestantes y a los niños por nacer.

Exhortamos a todos los colombianos a trabajar por la cultura de la vida humana. Del mismo modo renovamos la exhortación al personal médico para que en todos los casos salven la vida de los dos seres humanos confiados a su cuidado, la madre y el niño por nacer. También hacemos un llamado a la conciencia de cada hombre y mujer para que rechacen siempre la opción del aborto.

Aprovechamos esta oportunidad para enviar una cordial felicitación a todas las madres de nuestra patria, esperando que su misión maternal sea asumida con dignidad y respeto. Que María, nuestra Madre celestial las acompañe siempre.

Comunicado del Arzobispo de Bogotá ante el fallo de la Corte Constitucional sobre la despenalización del aborto

Ante el fallo de la Corte Constitucional para despenalizar el aborto en tres situaciones específicas, hago un llamado a los fieles católicos y a los hombres y mujeres de buena voluntad.

Como lo recordó recientemente el Papa Benedicto XVI, la Iglesia tiene la responsabilidad de intervenir en la vida pública para proteger y promover la vida humana y la dignidad de la persona. El Santo Padre reafirmó que el principio de la defensa de la vida humana desde el instante de la concepción hasta la muerte natural, se encuentra inscrito en la naturaleza humana, lo confirma la fe y es inviolable. En consecuencia, la Iglesia para prevenir el aborto, que es el asesinato deliberado del niño en el vientre de la madre, lo sanciona con la pena de la excomunión inmediata (cf. canon 1398), que sólo puede ser levantada en el Sacramento de la Penitencia, al reconocer la gravedad del pecado y con el sincero propósito de enmienda.

La finalidad de la ley es el bien de todo ser humano, como lo establece el artículo 11 de la Constitución Política de Colombia al afirmar que el derecho a la vida es inviolable y que no habrá pena de muerte. Siendo esta norma coherente con los valores éticos y morales, despenalizar el aborto, así sea en los casos que señala el fallo de la Corte Constitucional, no cambia ni la gravedad del hecho ni el juicio moral sobre el aborto.

Por ello mismo es conveniente recordar que lo legal no siempre es moral y que los creyentes deben tener claro en su conciencia que el aborto sigue siendo un delito, también en el campo civil, así la nueva normativa omita la aplicación de una pena en determinados casos.

Pidamos a Dios, el Señor de la vida, que ante la dolorosa realidad de la violencia y de los asesinatos que cada día sacuden a nuestro país, los colombianos tengamos la fortaleza de respetar y defender la vida humana y particularmente la vida de los niños por nacer.
+ Pedro Rubiano Sáenz
Cardenal Arzobispo de Bogotá
Bogotá, D.C., 11 de mayo de 2006

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ZENIT Staff

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