La Jornada de las Familias testimonia un proyecto de Dios posible y real

Es necesario una pastoral familiar transversal cuyo eje sea la vocación al amor

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Dentro del itinerario de encuentros organizados por el Año de la Fe, este fin de semana es el turno de las familias. Un momento con una importancia singular porque los matrimonios y las familias cristianas necesitan verse juntas y con el sucesor de Pedro, para afianzar todo lo que significa el potencial de la familia. Así lo confirma el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, que se encuentra en Roma para formar parte de esta celebración.

Tal y como nos recuerda el obispo, Juan Pablo II organizó dos tipos de Jornadas Mundiales: la de la Juventud y la de las Familias, la última celebrada en Milán con Benedicto XVI.

Estos no son solamente encuentros festivos, sino que al verse juntas todas estas familias se sienten reforzadas y se toma confianza al darse cuenta que el proyecto de Dios es posible. Y además de reforzar a los que ya viven la fe, puede animar a otros en un momento de dificultad; en una sociedad en la que la nupcialidad está descendiendo y las separaciones ascendiendo.

El prelado español también destaca el momento de los testimonios como clave en estos encuentros, ya que sirve para que se den cuenta de que no estamos solos y que hay personas viviendo circunstancias similares y podemos aprender cómo las superan. Y el encuentro con el papa es del mismo modo una ocasión, en la cual las palabras del sucesor de Pedro dan luz y pistas para continuar en estos momentos llevando adelante la obra de evangelización.

Reig Pla indica también una dificultad importante que se está viviendo en estos años: la ruptura de la transmisión de la fe que de generación en generación venía haciendo la familia. Esto es un drama serio en la vida cristiana. «Hoy nuestros niños, incluso muchos de los que acuden a solicitar el sacramento de la eucaristía, constatamos que no han sido educados en la fe por sus padres», señala.

Poner en evidencia el gran potencial que tiene la familia para ser espacio que visibilice la fe, siendo coherentes y transmitiendo la fe a los hijos. Una clave en la que Juan Pablo II insistió muchos, incluso habló de una ‘catequesis familiar’, en la que los padres sean también protagonistas.

Y la pastoral familiar adquiere, por tanto, un rol importante en las iglesias particulares. Por eso el obispo de Alcalá cuenta cómo ha sido el proceso en España. «Ha habido un desarrollo paulatino desde los inicios del post concilio cuando se miraba simplemente como preparación al matrimonio, lo que se llamaba tradicionalmente cursillos prematimoniales, hasta entender que la pastoral familiar es seguir a las personas en su vocación al amor que es el eje mismo de la vida de las personas», indicó el prelado.

La pastoral familiar debe ser transversal porque atraviesa toda realidad de la misión de la Iglesia. Uno no deja de ser un ente familiar aunque esté como niño recibiendo catequesis o como joven en un movimiento juvenil… La dimensión familiar atraviesa todas las situaciones de la vida, cuyo eje es la vocación al amor. Esta vocación es lo que habría que despertar en el mundo de la infancia, ayudar a discernirla, y acompañarla toda la vida.  Por eso explica monseñor Reig que la pastoral familiar no debe ser nunca solamente una pastoral de solucionar problemas, sino más bien la propuesta del Evangelio del matrimonio y la familia, lo que es el Evangelio del amor; para desde ese eje poder desarrollar todas las etapas de la vida de la persona.

Para concluir, el obispo de Alcalá señala dos buenas noticias que han surgido en torno a la familia. Por un lado la iniciativa Uno de Nosotros que ha movilizado a los ciudadanos europeos para defender la vida desde su concepción y hasta ahora ya se ha conseguido que el Tribunal de Estrasburgo afirme que no se pueden utilizar los embriones para investigación.

Otra buena noticia es la que ha surgido en torno a la propuesta llamada Estándares para la Educación Sexual promovida por la Organización Mundial de la Salud. Ha habido una iniciativa de presentar por parte grupos desde los llamados Institutos de la Mujer, donde proponían todo un mundo que pasaba por la manipulación del lenguaje. No se puede definir el aborto como salud reproductiva. Todo este programa presentado ha sido votado en contra en el Parlamento Europeo por la mayoría de los eurodiputados.

Experiencias como estas, señala el obispo, son una muestra de que las aguas no están estancadas. No podemos pensar que estas batallas están todas perdidas. En la medida en la que haya una respuesta social, y en este caso es la Iglesia que tiene la potencia y la luz que le da la fe; vemos que hay muros que se pensaba no podían caer y sí lo están haciendo. Monseñor Reig Pla se muestra convencido de que poco a poco las cosas van fermentando porque con la gracia de Dios se puede.

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Staff Reporter

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