Partidos candidatos a las elecciones en México © Alto Nivel

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Mons. Felipe Arizmendi: "Indecisos, de ustedes depende"

«Es necesario discernir por quién votar»

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+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas
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Platicando con varias personas sobre el momento electoral que vivimos, me dicen que ya no saben por quién votar. Algunos ya habían pensado por quién hacerlo, pero se desconciertan ante lo que ven y oyen, sobre todo en los medios. Los debates entre los presidenciables a unos los confirman, y a otros los hacen dudar. Como ministro de culto, no debo usar los medios que la religión me ofrece para influir en la comunidad a favor o en contra de un candidato, pero puedo expresar mi particular punto de vista en las conversaciones personales.
Escuchan las propagandas electorales y, en base a ellas, se van formando su opinión. Les atraen algunas promesas, sobre todo las que tienen que ver con su bolsillo. Todavía hay quien va a los mítines no tanto por conocer a los candidatos y escuchar sus propuestas, sino por lo que les dan o les ofrecen, o por pasear gratuitamente, pues los llevan en autobuses sin costo alguno a donde no podría ir de otra forma, o por no perder los beneficios de programas sociales, o por presiones de sus líderes. Y cuando se van enterando de las historias y de los enredos de algunos, cuando analizan quiénes son sus aliados, cuando ven cómo proceden y qué carácter tienen, cuando ven sus cambios para no perder votos, ya no saben a quién apoyar. Se desconciertan y están indecisos.
Las encuestas son indicativas, pero no definitorias. Unas pueden ser manipuladas, y hasta elaboradas con claras tendencias partidistas. Pueden ser diferentes a los resultados, pues una buena parte de nuestro pueblo pobre vota no por las encuestas, sino por otros intereses, por reacciones momentáneas, por simple ocurrencia de ver qué pasa. Son votos irresponsables, pero cuentan. Los indecisos pueden inclinar la balanza y definir los resultados.
Es ilustrativo el caso de Estados Unidos. Donald Trump hizo muchas propuestas económicas, abanderó el rechazo hacia los migrantes que tienen un buen número de racistas que hay allá, y ganó. Casi diario tiene ocurrencias para llevar adelante sus proyectos, sin importarle qué tanto pueda afectar a otros países; lo que le guía es el dinero, como criterio determinante, y el interés egoísta de su país, aunque dañe el medio ambiente del planeta. Sin embargo, no todas sus ocurrencias se llevan a cabo, porque hay instituciones de las que depende su puesta en práctica. Esto significa que nuestro voto puede ser diferenciado, para que haya un adecuado equilibrio de poderes, y no dependamos de las ocurrencias de quien resulte triunfador, sobre todo en la presidencia de la República.
PENSAR
La Conferencia del Episcopado Mexicano, el 19 de marzo pasado, publicó un mensaje titulado “Participar para transformar”, a propósito del proceso electoral que estamos viviendo en el país. Entre otros criterios, nos propuso estos dos:

  • Buscar el “bien posible”: hay que evitar a toda costa elegir en base al “mal menor”. En la enseñanza de la Iglesia el mal moral no puede ser elegido nunca ni como fin ni como medio. El principio del “mal menor” sólo aplica cuando los males en juego son de orden físico, no moral. En contextos complejos e imperfectos, lo que debe imperar es la búsqueda del “bien posible” que, aunque sea modesto, todos estamos obligados a procurar. En un proceso electoral como el que tendremos, esto significa que la conciencia cristiana debe discernir cuál de las opciones puede generar un poco más de bien, tomando en cuenta la complejidad de las circunstancias. Hacer el “bien posible” significa impulsar lo que aporte al bien común, a la paz, a la seguridad, a la justicia, al respeto a los derechos humanos, al desarrollo humano integral y a la solidaridad real con los más pobres y excluidos.
  • Elegir a las personas: en todos los partidos podemos encontrar personas más o menos comprometidas con el bien común. Por ello, es necesario discernir por quién votar. Lo prudente y responsable es buscar para cada puesto de elección popular a la persona más idónea y no dejarnos manipular para que votemos en bloque por un solo tipo de propuesta, de manera irreflexiva y mucho menos bajo alguna modalidad de “compra de voto”. Entre más libertad exista al momento de elegir, más capacidad tendremos al momento de exigir.

ACTUAR
Si ya habías decidido tu voto, aún es tiempo de rectificar. Si aún estás indeciso, fíjate en quién puede hacer más bien al país. Analiza la personalidad de los candidatos, su historia, su coherencia de vida, su rectitud, su estabilidad emocional, su familia, sus conocimientos, su experiencia, sus propuestas no sólo económicas, sino educativas, culturales, sociales, políticas, ambientales, y su actitud ante la libertad religiosa, ante la vida y el matrimonio.

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Felipe Arizmendi Esquivel

Nació en Chiltepec el 1 de mayo de 1940. Estudió Humanidades y Filosofía en el Seminario de Toluca, de 1952 a 1959. Cursó la Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, de 1959 a 1963, obteniendo la licenciatura en Teología Dogmática. Por su cuenta, se especializó en Liturgia. Fue ordenado sacerdote el 25 de agosto de 1963 en Toluca. Sirvió como Vicario Parroquial en tres parroquias por tres años y medio y fue párroco de una comunidad indígena otomí, de 1967 a 1970. Fue Director Espiritual del Seminario de Toluca por diez años, y Rector del mismo de 1981 a 1991. El 7 de marzo de 1991, fue ordenado obispo de la diócesis de Tapachula, donde estuvo hasta el 30 de abril del año 2000. El 1 de mayo del 2000, inició su ministerio episcopal como XLVI obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una de las diócesis más antiguas de México, erigida en 1539; allí sirvió por casi 18 años. Ha ocupado diversos cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano y en el CELAM. El 3 de noviembre de 2017, el Papa Francisco le aceptó, por edad, su renuncia al servicio episcopal en esta diócesis, que entregó a su sucesor el 3 de enero de 2018. Desde entonces, reside en la ciudad de Toluca. Desde 1979, escribe artículos de actualidad en varios medios religiosos y civiles. Es autor de varias publicaciones.

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