Obispos europeos: «Aspectos de la Carta de Derechos son inaceptables»

Declaración de los presidentes de las Conferencias Episcopales Europeas

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LOVAINA, 23 oct (ZENIT.org).- El presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), cardenal Miloslav Vlk de Praga, en una rueda de prensa celebrada el viernes pasado con motivo de la Asamblea general reunida del 19 al 22 de octubre en Lovaina (Bélgica), entregó un comunicado oficial de este organismo en el que se ofrece un juicio cristiano sobre la Carta Europea de Derechos Fundamentales.

La Carta, embrión de una futura Constitución europea, aprobada el 14 de octubre en la cumbre europea de Biarritz, será discutida en el encuentro de fin de año del Consejo europeo de Niza para decidir qué tipo de valencia tendrá. Hay dos posibilidades: darle un carácter vinculante (algo a lo que se opone Gran Bretaña) o convertirla en una simple declaración de principios (Cf. «Aprobada la Carta europea de Derechos Fundamentales»).

En su Declaración, los obispos afirman que la Carta representa en sí «algo positivo porque refuerza la red de interrelación y cooperación libremente emprendida, que asegura y promueve el desarrollo de la paz, la justicia y la solidaridad en nuestro continente. Los derechos humanos están entre los más valiosos elementos de la tradición religiosa, moral, cultural y civil de Europa».

Al mismo tiempo los obispos se sienten obligados a señalar que «algunas formulaciones usadas en la Carta son incompletas o inaceptables: aparte de la falta de cualquier referencia a Dios, la prohibición de la clonación de la vida humana se extiende sólo a la clonación reproductiva; al hacer una distinción entre el derecho al matrimonio y el derecho a la familia, parece que se está tratando de reconocer relaciones diferentes del matrimonio y llamarlas familia; se omite la concesión a las Iglesias y a las comunidades religiosas de un carácter específico legal e institucional».

Los obispos aprecian sin embargo la estrecha relación entre la Carta y algunos principios ético-sociales, tales como la subsidiariedad, la solidaridad y el respeto por la identidad nacional.

«La Iglesia Católica en Europa –añade la Declaración– sabe que, junto con otras Iglesias y comunidades cristianas, puede dar una gran contribución a promover la herencia religiosa, espiritual y moral de nuestro continente. Los obispos animan todo esfuerzo tanto a nivel de los estados como a nivel europeo para renovar y reforzar el «humus» cultural, formado en gran parte por el cristianismo, que ha sido un factor determinante históricamente y seguirá siéndolo en el futuro, junto con otras tradiciones, para humanizar y promover la unidad de todos los pueblos del continente europeo».

Durante su encuentro en Bruselas, los obispos pudieron encontrarse con líderes de las instituciones europeas y tener conocimiento de primera mano sobre algunas cuestiones importantes, como la ampliación de la Unión Europea a los países del este europeo, así como sobre iniciativas para promover la reconciliación y la democracia en los países del sudeste de Europa.

En concreto, los prelados se encontraron con dos exponentes de las instituciones europeas, el comisario europeo Gunther Verojen, encargado precisamente de la cuestión de la ampliación de la Unión Europea, y con Guido Podestà, vicepresidente del Parlamento Europeo.

Respondiendo a las preguntas de los obispos, Verojen confirmó que la ampliación de la Unión Europea al Este no es sólo estratégica y políticamente posible, sino que es también un proyecto que tiene un fundamento moral, pues, como dijo el comisario europeo, las ventajas de la integración europea no deben quedar a disposición de aquellos pueblos que en 1945 tuvieron la suerte de encontrarse en el lado bueno.

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ZENIT Staff

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