Obispos, políticos y vida pública

Los prelados hablan claro en muchos países

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

MADRID, sábado, 31 julio 2004 (ZENIT.org).- La nota del 15 de julio del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española ante la propuesta del gobierno de legalizar los matrimonios entre homosexuales ha suscitado debate.

Tras explicar algunas razones del porqué no se deberían reconocer las uniones homosexuales, el documento invitaba a los católicos a trabajar dentro del sistema democrático para asegurar que las leyes de España defiendan el verdadero matrimonio, es decir, entre un hombre y una mujer. Los obispos también recordaban a los católicos la nota del año 2003 de la Congregación vaticana de la Doctrina de la Fe que afirma que los parlamentarios católicos tienen el deber moral de oponerse públicamente a cualquier intento de legalizar las uniones homosexuales.

De hecho, tras la victoria del Partido Socialista en las elecciones nacionales del pasado marzo, las tensiones Iglesia-estado han aumentado. Además de los planes de legalizar el matrimonio entre homosexuales, el nuevo gobierno espera cambiar la ley que rige la fecundación artificial y la enseñanza de la religión en las escuelas públicas.

En un discurso en el encuentro del episcopado español del 3 al 7 de mayo, el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, declaraba su respeto por un estado que es neutral en materia religiosa y por la autonomía legítima de las autoridades civiles. Al mismo tiempo, el presidente de la Conferencia Episcopal explicaba que la Iglesia no piensa guardar silencio. Afirmaba que ofrecerá lo que considera una contribución al bien común, al emitir juicios sobre temas relacionados con la política.

La sustancia sobre la forma
En Italia, dos importantes prelados pidieron hace poco una mayor presencia cristiana en la política. Entrevistado por el periódico La Repubblica el 13 de julio, el cardenal Tarcisio Bertone, arzobispo de Génova, declaraba que los políticos no pueden relegar su fe a la esfera privada.

El cardenal Bertone manifestaba que, en una sociedad cada vez más secularizada, la palabra de Dios debe anunciarse en su plenitud y en sus exigencias radicales. La verdad cristiana, defendía, no debe amputarse de manera que se hagan concesiones a las debilidades de la humanidad.

Posteriormente, el 21 de julio, La Repubblica entrevistaba al cardenal Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Milán. Al preguntarle si estaría a favor de comenzar un nuevo partido político cristiano para sustituir a los disueltos demócrata cristianos, el arzobispo afirmaba que no le preocupaba que existiera un partido específicamente cristiano o no. Un problema mucho más serio, explicaba, es la ausencia de valores cristianos entre los católicos activos en la vida política. Necesitamos estar más atentos a la sustancia que a la forma sobre el hecho de que los valores cristianos se hagan presentes en la política, observaba.

A nivel continental, la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea publicó una declaración el 10 de mayo sobre las elecciones al Parlamento Europeo, que tuvieron lugar en junio.

En su documento los obispos presentaban algunas áreas que los católicos deberían considerar a la hora de decidir a quién votan. Entre éstas estaba el tema del respeto a la vida. Incluso aunque el Parlamento Europeo no legisle sobre asuntos tales como el aborto o la eutanasia, la declaración pedía a los votantes que consideraran qué tipos de investigación científica iba a financiar el parlamento.

Los obispos observaban que la legislación de la Unión Europea tiene un impacto indirecto pero significativo sobre la vida familiar, y llamaban la atención sobre la necesidad de apoyar la familia fundada sobre el matrimonio como unidad básica de la sociedad. Otros puntos tratados incluían la educación y la juventud, la salvaguarda del medio ambiente, la acogida de los inmigrantes, conseguir justicia para el pobre y asegurar una mayor honestidad en la vida pública.

Votar con responsabilidad
En México, en una declaración del 25 de marzo, los obispos del país invitaban a los ciudadanos a votar responsablemente en las elecciones locales y estatales, que tuvieron lugar a principios de julio. Invitaban a los votantes a emprender una «evaluación moral seria» de los candidatos y de las plataformas de partidos.

Los fieles, explicaba el documento, son libres para determinar a quien votan. Sin embargo, los partidos y candidatos que elijan deberían estar de acuerdo con los principios de la ley natural, y comprometidos a servir el bien común. Por esta razón, la Iglesia tiene la misión de ayudar a formar la conciencia de los votantes cristianos, asegurando que se guíe por los principios éticos de la doctrina social.

Los obispos también trataron la responsabilidad de los políticos católicos. Tienen el «deber moral» de ser fieles a los principios evangélicos y de mantener su compromiso con la fe católica. Por lo tanto, no deben apoyar leyes contrarias a los principios éticos y morales, por ejemplo, en el área del derecho a la vida, la familia y el matrimonio.

Al norte, los obispos de Canadá también publicaron un documento, antes de las elecciones nacionales de junio. El documento de abril de la Comisión de Asuntos Sociales invitaba a los votantes a hacer un discernimiento basado en cuatro temas principales: respeto por la vida y dignidad de la persona humana; apoyo al matrimonio y a la familia; opción preferencial por los pobres; y bien común. Los obispos subrayaban algunas cuestiones sobre cada uno de estos temas, e invitaban a los católicos a hacer «juicios claros» y a reflexionar con detenimiento antes de votar.

Durante la campaña electoral, Mons. Fred Henry, obispo de Calgary, habló en contra de las posturas del primer ministro Paul Martin. En una carta publicada en los boletines parroquiales, Mons. Henry observaba que los medios normalmente describen a Martin como un «católico devoto». Pero, afirmaba la carta, el apoyo del primer ministro al aborto y a los matrimonios del mismo sexo «es fuente de escándalo para la comunidad católica y refleja una incoherencia moral fundamental».

En África también se han dado intervenciones de obispos en la arena política. El arzobispo de Bulawayo, Mons. Pius Ncube, acusaba a los líderes de África de ignorar la crisis de Zimbabwe, informaba la BBC el 7 de julio. El arzobispo acusaba al primer ministro Robert Mugabe de planear la utilización de la ayuda alimentaria como instrumento político para ganar las elecciones del próximo año. Volvió al debate con una declaración acusando al gobierno de planificar la victoria en las elecciones por medio del fraude y la intimidación, informó el 21 de julio la BBC.

El Consejo Sudafricano de Iglesias también realizó declaraciones, condenando los abusos de derechos humanos en Zimbabwe, informó el 15 de julio Associated Press. La declaración observaba que la política de Sudáfrica de una diplomacia prudente ha fallado y pedía acciones más enérgicas para presionar a Zimbabwe.

El arzobispo de Durban, el cardenal Wilfred Napier, incluso abrió la posibilidad de aplicar sanciones a Zimbabwe. «La gente de Zimbabwe ya está sufriendo», afirmaba. «Quizás bajo las sanciones sufrirían por un periodo de tiempo más breve».

En Kenya, los obispos católicos han publicado una carta pastoral pidiendo un esfuerzo renovado para evangelizar el país, informó el 20 de julio el Catholic Information Service for Africa. La carta acusaba a los líderes políticos de «avaricia y egoísmo». Y criticaba los «continuos altercados entre quienes serían o han sido líderes» que dañan la confianza de la gente. Con estos y otros comentarios similares de obispos de otros continentes, los políticos católicos tienen pocas excusas para decir que no están enterados de la enseñanza de la Iglesia.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación