Representante vaticano hace un balance de la Cumbre sobre el desarrollo

Se han dado más compromisos que hace diez años, recuerda monseñor Crepaldi

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CIUDAD DEL VATICANO, 8 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Las conclusiones de la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica) no son tan negativas como podría parecer, afirma un representante de la Santa Sede al hacer un balance del encuentro.

«Los resultados alcanzados en términos de compromiso de los gobiernos y de proyectos concretos son muy superiores a los discutidos y nunca realizados en la Conferencia anterior celebrada en Río de Janeiro en 1992», constata el obispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz en esta entrevista concedida a Zenit.

«A pesar de las incomprensiones que han caracterizado las sesiones de trabajo –sigue explicando– la cumbre convocada por las Naciones Unidas del 26 de agosto al 4 de septiembre ha aprobado 562 proyectos y se pondrán a disposición de los países pobres unos 1,5 mil millones de dólares/euros».

«Sin embargo, como ha subrayado la delegación de la Santa Sede, no habrá auténtico desarrollo, sin un compromiso real por la promoción integral de la persona, pero por algo hay que comenzar», aclara.

–Las asociaciones ambientalistas, tras haber amenazado en varias ocasiones con la retirada, han hablado de fracaso total…

–Monseñor Crepaldi: Comprendo su desilusión. De hecho, la actitud cultural que ha caracterizado la Cumbre es muy diferente a la típica de estas asociaciones. Se podría haber puesto en el banquillo de los acusados el desarrollo de los países ricos, considerado por algunos grupos ambientalistas como la primera causa de contaminación; sin embargo, se ha discutido sobre todo sobre la manera en que se puede vencer la batalla contra el subdesarrollo, que en realidad ha resultado ser el principal problema que hay que resolver.

Muchos grupos ecologistas pedían medidas para limitar consumos y legislaciones restrictivas para proyectos de desarrollo, mientras que tanto Estados Unidos como buena parte de los países en vías de desarrollo se han mostrado favorables a medidas de crecimiento, tanto en el comercio como en la inversión en infraestructuras.

Es verdad que existen problemas ambientales serios, pero no se pueden resolver sólo con declaraciones planetaria de intenciones.

La Santa Sede es favorable a la utilización de los medios más modernos para el progreso de los pueblos, ahora bien, aclara que no habrá una auténtica solución de los problemas si no se dedica, junto a la tecnología, la ciencia y la inversión, el compromiso por un desarrollo integral del hombre.

El protagonista de la lucha contra la pobreza y la ayuda al desarrollo es el hombre. Los pobres no son meros clientes que hay que transformar en consumidores. El crecimiento humano es un beneficio para el mundo entero, por este motivo la Iglesia propone la evangelización y la promoción humana tanto de los países ricos como de los pobres.

–Clare Short, secretaria de Estado del Reino Unido para Desarrollo Internacional y Ayuda al Desarrollo, propuso durante la Cumbre el aborto libre y la anticoncepción como medida sanitaria básica, suscitando una discusión que ha dividido a las delegaciones.

–Monseñor Crepaldi: Las preocupaciones sobre la presunta «bomba demográfica» están hoy por hoy superadas. La realidad muestra que todas las previsiones sobre el crecimiento demográfico tienen que ser redimensionadas y que los programas adoptados para la reducción de los nacimientos no traen ningún beneficio, es más, han violado gravemente el derecho a la vida y derechos fundamentales de millones de mujeres y hombres.

Es interesante constatar que, en esta ocasión, la posición de la Santa Sede ha sido compartida por Estados Unidos y por un numerosísimo grupo de países en vías de desarrollo. Sobre este punto ha sido decepcionante, sin embargo, la Unión Europea, que a excepción de la delegación italiana, ha apoyado posiciones contra la vida.

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ZENIT Staff

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