KAMPALA, 3 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Este miércoles, el diario oficioso de la Santa Sede se ha hecho eco de la última matanza perpetrada por el «Ejército de Resistencia del Señor» (LRA, por sus siglas en inglés), suceso que confirma la persistencia y extensión de la violencia de los rebeldes en Uganda.
Veinticinco personas, entre ellas Lawrence Oyuru, párroco de Ocero, en la diócesis ugandesa de Soroti, fueron asesinadas en una emboscada el martes pasado a manos del LRA, que desde hace más de quince años devasta con sus crímenes las regiones septentrionales de Uganda, según recoge la edición italiana de «L’Osservatore Romano».
Los «olum» («hierba») –como se conoce a los rebeldes en lengua «Acholi»–, abrieron fuego contra un coche correo y un automóvil en la carretera que une la ciudad de Soroti con Namasale, a la altura de la localidad de Katine.
Este ataque, a las pocas horas de otras crueles incursiones en el vecino distrito de Lira, confirma la continua violencia de los rebeldes de Joseph Konny –un visionario a sueldo de Sudán que intenta derrocar el gobierno del presidente ugandés Yoweri Museveni– en su avance hacia el sur.
De hecho, Soroti es el más meridional de los distritos ugandeses devastados por los rebeldes, que tienen sus puntos de partida al otro lado de la frontera con Sudán.
Las regiones ugandesas de Arua, Lira y Gulu están habitadas por las etnias Teso, Kunam, Acholi y Lango, poblaciones nilóticas sobre las que en este momento pesa la amenaza de un verdadero genocidio.
