"Verdad y belleza, las certezas que hacen grande la humanidad"

Presentada en Roma la XXXII edición del Meeting por la amistad entre los pueblos

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ROMA, lunes 20 de junio de 2011 (ZENIT.org).- El pasado miércoles en Roma, en el marco del Palacio Borromeo, se ha realizado la presentación de la XXXII edición del Meeting por la amistad entre los pueblos, que se desarrollará en Rímini del 21 al 27 de agosto.

Para debatir sobre el tema del Encuentro, “Y la existencia se convierte en una inmensa certeza”, intervinieron el cardenal Jean-Louis Tauran, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, Franco Frattini, ministro de Asuntos Exteriores, Emilia Guarnieri, Presidente de la Fundación Meeting por la amistad entre los pueblos, y Giorgio Vittadini, Presidente de la Fundación por la Subsidiariedad.

Presentado por Francesco Maria Greco, embajador de Italia en la Santa Sede, el cardenal Jean-Louis Tauran explicó que “como criaturas, hechas a imagen de Dios y llamadas a participar en su vida, tenemos algo más” es decir “la confianza que pongo en Dios (…) viene de una convicción de que la verdad última de mi vida no proviene de mí, sino de Otro que ilumina mi vida y le da sentido”.

Pero “la fe es certeza, pero no seguridad” porque “permanece ligada a mí y a mi debilidad”.

“La gran certeza que tenemos -explicó el purpurado- no es una opción filosófica o una experiencia mística, o la conclusión de un estudio sobre la dimensión religiosa del hombre. No, nuestra certeza es una persona que se llama Jesús de Nazaret”.

Hablando del Encuentro, el cardenal reveló que “para mí y para las personas a las que he hecho descubrir esta realidad, es la de poder tocar con la mano el hecho de que podemos ir hacia Dios a través de las realidades terrestres y las realizaciones de la inteligencia humana, la cultura, la técnica y la ciencia”.

“Y lo específico de los laicos -añadió- es la de articular sus deberes, dar un sentido religioso a sus actividades profanas (…) se podría decir que el deber del cristiano frente a los compromisos terrestres es el de consagrarlos”.

“La gran novedad de estos últimos años -concluyó el cardenal Tauran- es que la Iglesia afirma que podemos ir a Dios a través de nuestras actividades cotidianas”.

Por su lado, el ministro de Exteriores, Frattini destacó que “Italia tiene que desarrollar en el Mediterráneo, un papel político pero sobre todo un papel moral”.

“En el pasado -explicó- pensábamos que en Oriente Medio, nuestro interés estratégico era privilegiar la estabilidad de los gobiernos respecto a los pilares de nuestra historia, es decir democracia, igualdad y derecho. Pero todo esto cayó porque la estabilidad de los regímenes autoritarios era fragilísima. Gobiernos que parecían muy estables cayeron en una semana. Sucedió en Túnez y en Egipto y está sucediendo en Siria. No ha sucedido todavía en Libia por la naturaleza sanguinaria del régimen de Gheddafi y la enorme cantidad de dinero que dispone”.

El ministro afirmó que “trabajaremos con estos países en fase de transición hacia la democracia, pero estaremos atentos para evitar que el viento positivo de la democracia pueda ser aspirado por extremistas preparados para imponer un nuevo totalitarismo”.

En el ámbito de una reflexión más general, el ministro Frattini definió como “necesario, indispensable, reflexionar sobre el principio de intervención humanitaria” consagrado por las Naciones Unidas. Un principio, que “debe ser reconsiderado poniendo mayor énfasis en la prevención de las crisis, más que en una acción que termina siendo sólo militar”.

Emilia Guarnieri comenzó diciendo que “la certeza es una palabra paradójica en estos tiempos de incertidumbre; tiempos caracterizados, en todos los ámbitos, en la política, en la economía, en la vida social y en la condición de los hombres, de un estado de verdadera incertidumbre”.

Y la más grande de estas incertidumbres es “la incertidumbre que tiene que ver con la percepción de sí mismo, una incertidumbre de tipo antropológico”.

“Y la incertidumbre -evidenció- sobre la posibilidad de que la verdad exista y, todavía más trágico, la incertidumbre sobre el hecho de que el hombre pueda alcanzar la verdad, es decir que pueda existir un camino, un recorrido a través del cual el hombre pueda alcanzar la verdad”.

Esta condición de incertidumbre se refleja sobre todo en los jóvenes: de hecho, según el último informe del CENSIS “son 2 millones y 242.000 los jóvenes entre 15 y 34 años que no estudian, no trabajan y no buscan un trabajo”.

“Pero -reveló Guarnieri-, es verdad que hay otra cosa de la que tenemos noticia, hay otra cosa que sabemos”, por ejemplo, los médicos en Haití que trabajan en medio del cólera arriesgado su propio contagio.

Están los empresarios que en estos años de crisis no han cerrado sus empresas y han comenzado a vivir de las rentas que todavía podían tener, sino que se han arremangado los brazos y han aceptado el reto de la realidad, han defendido el puesto de trabajo de sus propios empleados.

Es decir que existen personas “que tienen un ideal al que sacrificarse y saben que es la verdad”.

“He aquí -concluyó la presidente de la Fundación Meeting -, esta es la inevitable certeza, es decir este impulso de deseo, este latido del corazón, el parpadeo de la verdad, de intensidad de la vida, que siempre está en el despertar del relativismo, de la niebla, esta es la inevitable certeza de la que yo considero que el Encuentro de este año pretende partir”.

Giorgio Vittadini, concluyó ilustrando la muestra “150 años de subsidiariedad” en la que se cuenta de que modo el pueblo ha cambiado la historia de Italia, “ha reaccionado a la crisis con valentía y creatividad”, enseñando que “cada uno de los humanos vales más que todo el universo”.

Por Antonio Gaspari. Traducción del italiano por Carmen Álvarez

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ZENIT Staff

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