Vivir en actitud de vigilancia

El papa en el Ángelus en plaza de San Pedro

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 13 noviembre 2011 (ZENIT.org).- Como todos los domingos, esta mañana, a las doce de mediodía, se celebró el tradicional rezo mariano del Ángelus con Benedicto XVI, que se asomó a la venta de su despacho, en el Palacio Apostólico Vaticano, para orar con los fieles y peregrinos llegados a la plaza de San Pedro.

Antes de saludar a la virgen María con el rezo angélico, el papa comentó las lecturas del Evangelio de este domingo.

Dijo que la Palabra de Dios “nos advierte de la fugacidad de la existencia terrena y nos invita a vivirla como una peregrinación, manteniendo los ojos fijos en la meta, el Dios que nos creó, y desde nos hizo para sí mismo”.

Un “paso necesario para llegar la realidad última que es la muerte, seguido por el Juicio Final”, advirtió. Un día que el apóstol Pablo, dijo, recuerda que el Señor “vendrá como ladrón en la noche”. Por lo que invitó a “vivir en una actitud de vigilancia”.

Comentando la parábola de los talentos, el papa afirma que, de los tres siervos, dos se comportan bien, “porque traen el doble de la mercancía recibida”. “El tercero, sin embargo, esconde el dinero recibido en un agujero”.

El sirviente que mantuvo talento oculto en vez de hacerlo producir calculó mal, según el papa, “actuó como si su dueño no regresara” como si no tuviera que llegar el día en que le pedirían responsabilidades.

Citó a san Gregorio el Grande, que al comentar este pasaje evangélico escribe: “Por esto es necesario, hermanos míos, que pongáis todo cuidado en la custodia de la caridad, en toda acción que tengáis que realizar”.

“¡Sólo practicando la caridad, también nosotros podremos participar en la alegría de nuestro Señor!”, concluyó Benedicto XVI.

En las palabras posteriores al rezo del Ángelus, el papa recordó que este domingo es el Día Mundial de la Diabetes, “enfermedad crónica que afecta a muchas personas, incluso las personas jóvenes”, dijo.

Y prometió su oración por “todos estos hermanos y hermanas, y a a todos quienes comparten cada día su fatiga; así como por los profesionales de la salud y voluntarios que les asisten”.

Saludó cordialmente “a los peregrinos en lengua española que han participado en esta oración mariana del Ángelus”.

“En la liturgia de hoy –comentó a estos romeros–, la Palabra de Dios nos exhorta a la sobriedad, a la vigilancia y a una vida cristiana activa y diligente”.

“Los dones que el Señor ha depositado en nosotros —concluyó- son un tesoro que hemos de enriquecer cada día, como tierra fértil que da buenos frutos, y contribuir así a la edificación de la Iglesia y de la sociedad. Que la Virgen María nos acompañe en este servicio a la obra salvadora de Cristo. Muchas gracias y feliz domingo”.

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ZENIT Staff

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