CIUDAD DEL VATICANO, 3 oct (ZENIT.org).- La Santa Sede ha propuesto que la comunidad internacional declare los abusos contra los menores, en especial la pederastia, «crímenes contra la humanidad».

Lo reveló esta mañana a los periodistas el cardenal Alfonso López Trujillo al presentar en la Sala de Prensa de la Santa Sede el Jubileo de las familias, que presidirá Juan Pablo II del 14 al 15 de octubre en Roma y en el que participarán unas 200 mil personas.

En estos momentos el mundo y particularmente Italia son testigos horrorizados de las redes de pederastia que utilizan Internet para hacer negocio. Como era de esperar, los periodistas pidieron al presidente del Consejo Pontificio para la Familia su parecer sobre el argumento. El purpurado recordó que «ya en 1992 tuvimos un congreso internacional en Bangkok sobre "El abuso de los niños en la prostitución y en la pornografía". En aquella ocasión pedimos en las conclusiones que la pederastia sea declarada "crimen contra la humanidad" y que así fuera perseguida legalmente». Si la comunidad internacional hubiera escuchado la propuesta de la Iglesia, hoy habría instrumentos jurídicos más eficaces para combatir estas redes criminales.

Al hablar de la pederastia, consideró: «Esta patología del mundo es uno de los efectos de una patología más profunda: el vaciamiento de los valores, el ocultamiento de la verdad. Primero llenan el mundo de falsos ídolos, de verdades a medias y de mentiras; después se rasgan las vestiduras por los efectos causados por estas perturbaciones, y de los que los niños son las víctimas. Nosotros estamos denunciando desde hace tiempo y con fuerza esta realidad: estamos pidiendo que se cree una nueva humanidad en torno a los niños».

Para responder a la emergencia que plantea la pederastia, el cardenal López Trujillo reveló que en el Jubileo de las Familias se ofrecerán dos testimonios: uno de Sri Lanka y otro de Santo Domingo, donde la Iglesia dirige centros de recuperación para niños víctimas de abusos. «Eran niños que eran reducidos a objetos, pues los adultos los han tratado como cosas; ahora han sido liberados gracias al amor y a la protección que han encontrado», explicó.

En respuesta a la pregunta de un periodista que le pidió su opinión sobre los intentos de las agencias de las Naciones Unidas de alterar el sentido originario de la familia, el cardenal López Trujillo reconoció: «se está tratando de debilitar a la familia». Y añadió: «Han olvidado las bases antropológicas de la humanidad y están creando un mundo vaciado de ternura, pues la prueba decisiva de cómo va el mundo es la manera en que son tratados los niños, la manera en que son educados, y los valores que se les transmiten. Un mundo sin niños es un mundo sin futuro, un mundo sofocado por el egoísmo y sin verdad sobre el hombre. Sin embargo, estamos convencidos de que el mundo está cambiando. Así como se han caído los muros del totalitarismo, así caerán los muros del relativismo moral».