MADRID, 6 oct (ZENIT.org).- ¿El próximo objetivo de la experimentación científica? Crear embriones mezcla de cerdos y de seres humanos. Esta es la denuncia que lanza la organización ecologista Greenpeace, quien en un comunicado revela que dos empresas pretenden patentar embriones mixtos de cerdos y humanos en la Oficina de Patentes Europea.
Según la organización, ambas compañías solicitan además derechos exclusivos sobre la manipulación genética de los embriones con esta tecnología.
«En su petición de patente, tanto Stem Cell Sciencies (Australia) como Biotransplant (Estados Unidos) revelan en detalle que sus científicos ya han producido embriones mixtos de dos especies: humanos y cerdos», agrega la nota distribuida por la agencia «Servimedia».
Greenpeace explica que el experimento se realizó al retirar el núcleo de la célula (oocito) de un cerdo, reemplazándola con otra (fibroblasto) recogida de un feto humano. El embrión resultante creció durante una semana. La organización asegura que la solicitud especifica claramente que se trataría de una patente más amplia que abarcaría no sólo a cerdos, vacas y ovejas, sino también a embriones humanos.
Según la asociación ecologista internacional, las investigaciones se hicieron principalmente para demostrar que dicha transferencia nuclear también podía ser aplicada a humanos, con el fin de conseguir una patente que abarque la tecnología utilizada y los embriones resultantes, sin que se aporte ninguna razón médica concreta para producir embriones mixtos.
«El actual sistema de patentes propicia experimentos especulativos con el objetivo de poder reclamar la propiedad y derechos exclusivos de nuevas técnicas», ha afirmado Ricardo Aguilar, director de Campañas de Greenpeace España. Por ello, la organización ha pedido a los países de la UE que cambien la actual Directiva de Patentes para prohibir las patentes sobre la vida.
A juicio de Greenpeace, bajo la actual directiva esta patente tiene muchas posibilidades de ser aceptada sin mayor problema, ya que las lagunas legales hacen que, en muchos casos, los embriones humanos sean considerados como material biológico aislado del cuerpo humano y, por tanto, patentables.