El aborto y los católicos
Como observó el «Boston Globe» (9/10/00), en el primer debate entre George
Bush y Al Gore el candidato republicano hizo eco de las palabras de Juan
Pablo II al declarar que como presidente trataría de reducir el aborto y
promover «una cultura de la vida». Si bien no todos los espectadores se
dieron cuenta del origen de la frase, ciertamente para los católicos las
palabras sonaron familiares.
Los dos candidatos están luchando para ganar el apoyo de los católicos.
Aunque tradicionalmente el católico solía votar por el partido demócrata,
ya en los ochenta muchos cambiaron a favor de los republicanos. Sin embargo
no pocos católicos se sienten atraídos por los demócratas, porque perciben
el partido como más cercano a ellos en los temas de justicia social y
economía. Por otra parte la posición radical a favor del aborto en toda
circunstancia del partido demócrata es un factor que beneficia a los
republicanos.
Durante su campaña Bush está intentando promover su posición pro-vida, pero
en términos suaves, para no perder los votos del centro. Mientras que Gore
ha confirmado su posición en favor del aborto, la píldora abortiva RU-486 y
el principio de que la mujer debe ser totalmente libre de decidir si quiere
abortar o no. Además, Gore defiende el aborto por decapitación que se
practica en la última fase del embarazo.
De hecho la posición radicalmente pro-aborto de Gore fue comentada en un
artículo del «National Catholic Register» (Can Catholics Vote for Gore?,
1/10/00) que analiza si los católicos pueden en conciencia votar por él. El
periódico observó que incluso el candidato demócrata declaró que debe ser
legal ejecutar a una mujer que esté embarazada.
Richard Doerflinger, un portavoz de la oficina pro-vida de los obispos
norteamericanos, explicó que los prelados no están apoyando a ningún
candidato político, ni tampoco están dispuestos a hacer juicios públicos
que relacionen un tema particular con una recomendación de votar a favor o
en contra de un candidato. No obstante, algunos obispos, como Mons. William
Murphy, vicario general de la diócesis de Boston, y el arzobispo Elden
Curtis, de Omaha, han criticado abiertamente la posición pro-aborto del
partido demócrata.
Grupos pro-aborto y la campaña
Dos importantes organizaciones a favor del aborto ya han anunciado que
invertirán fondos en la campaña para ayudar a Gore. Según informó el
«Pro-Life Infonet» (26/9/00), NARAL (National Abortion and Reproductive
Rights League) gastará cinco millones de dólares en quince estados para la
elección presidencial. También intentarán influir en la elección de los
candidatos al Congreso y Senado.
El grupo tiene una lista de los enemigos pro-vida, quienes serán objeto de
un especial esfuerzo contra ellos. NARAL espera entrar en contacto con más
de dos millones de electores con folletos y llamadas telefónicas para
movilizarles a votar a favor de candidatos que defienden el aborto.
Otra organización que entra en la lucha es Planned Parenthood, dueño de la
cadena más grande de clínicas de aborto del país. Según comunicó Reuters
(3/10/00), Planned Parenthood gastará diez millones de dólares en la
campaña electoral contra Bush. De esa suma siete millones van destinados a
anuncios en la televisión y el resto a movilizar a las personas pro-aborto
a votar en las elecciones.
La situación legislativa
Mientras tanto en las legislaturas locales y en el Congreso los políticos
pro-vida siguen promoviendo leyes para defender la vida. En el Congreso,
según informó el «Pro-Life Infonet» (26/9/00), se ha votado a favor de una
propuesta de ley para proteger la vida del niño que nazca después de un
intento fallido de aborto. De esta manera el bebé sería tratado bajo la ley
como una persona y no sería lícito matarlo.
El Congreso aprobó la iniciativa por 380 votos a 15. Los defensores de la
propuesta explicaron que era necesario debido a algunas decisiones
recientes de la Corte Suprema en las que los jueces indicaron que el
interés del gobierno en proteger al niño no nacido se relaciona con el
punto en que el bebé puede sobrevivir independientemente de la madre. Uno
de los promotores de la ley, el republicano Charles Canady, comentó que era
crucial afirmar el principio de que un niño nacido vivo debe recibir la
plena protección de la ley.
Como informó el «Washington Times» (25/9/00), durante la consideración de
los méritos de la propuesta una enfermera, Jill L. Stanek, dio testimonio
al Congreso de casos en que hay niños que nacen vivos como resultado del
aborto y simplemente son aislados en un lugar hasta que mueren.
Algunos grupos pro-aborto, como NARAL, argumentaron que no hacía falta
aprobar la ley porque la ley ya protege la vida de los niños en esas
situaciones. Además NARAL y otras organizaciones afirmaban que la
legislación fue otro intento de debilitar la decisión de Roe v. Wade, que
legalizó el aborto en Estados Unidos. Aunque el Congreso ha dado su pleno
apoyo a la iniciativa, el Senado todavía tiene que considerar la propuesta.
Mientras tanto al nivel de los estados el «Washington Post» (5/10/00)
informó que los grupos pro-vida intentarán promover leyes para restringir
el uso de la píldora abortiva RU-486. Los directores de más de veinte
organizaciones pro-vida comentaron que están estudiando si el uso de la
RU-486 entra en el ámbito de las leyes que piden para el aborto el
consentimiento de los padres en el caso de los menores de edad, y un
período de espera obligatorio antes de proceder a abortar.
El periódico observó que el año pasado se promovieron en las legislaturas
estatales 439 propuestas de ley para restringir de alguna manera el aborto.
Esas iniciativas terminaron en 70 leyes aprobadas en 34 estados.
Actualmente en 31 estados hay medidas que requieren la notificación o el
consentimiento de los padres cuando un menor de edad quiere abortar.
Asimismo en 43 estados la ley prohibe a los que no son médicos llevar a
cabo abortos.
Gran parte del esfuerzo contra el empleo de la RU-486 se enfocará en la
región central de Estados Unidos, que en el pasado ha sido el lugar más
preocupado por regular el aborto.
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