ROMA, 22 oct (ZENIT.org).- La última fase del Jubileo del año 2000 corre el riesgo de quedar amputada en Tierra Santa. Es una de las consecuencias dramáticas de la violencia que ha estallado entre israelíes y palestinos.
Por primer vez en la historia, Juan Pablo II, al convocar la preparación del Jubileo en la carta apostólica «Tertio Millennio Adveniente» había establecido por primera ve en la historia que este Jubileo tendría dos ejes: Roma y Jerusalén. Esta disposición del Santo Padre, sin embargo, ha quedado seriamente comprometida.
Todas las agencias de viajes especializadas en peregrinaciones a Tierra Santa han suspendido por tiempo indefinido las salidas hacia los Santos Lugares, según ha confirmado la agencia de la Santa Sede «Fides».
Y, sin embargo, Tierra Santa estaba viviendo uno de los mejores años de su historia por lo que se refiere a las peregrinaciones. La convocación del año santo y la visita del obispo de Roma, el mes de marzo pasado, habían creado gran interés entre las comunidades cristianas de todo el mundo por vivir el Jubileo en la tierra de Jesús. Los vuelos charter se habían multiplicado.
Cuando estalló la revuelta, había muchos grupos de peregrinos italianos en la zona. La agencia Brevivet, por ejemplo, tenía en el área grupos por un total de 960 personas. La «Obra Napolitana de Peregrinaciones» había enviado en esos días un grupo de dimensiones semejantes de peregrinación diocesana. Otros 200 italianos estaban en viaje con la agencia Eteria.
Los grupos no han corrido ningún peligro porque los turistas representan una de las más importantes fuentes de ingresos, sobre todo para los palestinos. Por ello, a pesar de la violencia, todos ellos pudieron completar sus programas, renunciando sólo a la visita a la Explanada de las Mezquitas.
A pesar de ello, la opción de suspender los viajes ha sido prácticamente obligada. Lo han decidido tanto las agencias de viajes como los promotores de peregrinaciones de las diócesis y conferencias episcopales, explica el diario italiano «Avvenire» de la Conferencia Episcopal Italiana. En la actual situación, se correría el riesgo de reducir los itinerarios a la mitad y se ha perdido el clima idóneo para un viaje que tiene ante todo y sobre todo un carácter espiritual.
«Teníamos cinco mil personas listas para viajar entre finales de octubre y la primera mitad de noviembre, un periodo en el que en los años pasados salían muy pocos grupos –comenta el padre Giovanni Sesana, administrador delegado de Brevivet en declaraciones publicadas por «Avvenire»–. Este era un año extraordinario para Tierra Santa: los cálculos aseguraban que se lograría un 30% más de visitas. Por nuestra parte, habríamos llegado a tocar la cifra de 30.000 peregrinos en el Jubileo».
La escena se repite en otras agencias de peregrinaciones. La «Duomo viaggi», de la diócesis de Milán, ha debido retener a 500 personas que debían viajar en estos días. La «Obra Napolitana de Peregrinaciones» ha cancelado la última salida de este año que preveía el viaje de 180 personas. Lo mismo sucede con Eteria, que había organizado vuelos charter llenos hasta los topes para todo el mes de octubre. Las reservas del mes de noviembre, por el momento, han sido anuladas.
Pero además del efecto espiritual, la cancelación de las peregrinaciones tendrá graves repercusiones económicas en Tierra Santa: los hoteles, los conductores de autobuses, los guías, los comerciantes, sufrirán un duro golpe. Sobre todo porque no bastará una tregua para hacer que se reanuden los viajes. Después de que tuviera lugar la primera «Intifada», en años anteriores, tuvieron que pasar varios meses antes de que se recuperara el flujo de peregrinos.
«La situación aquí es verdaderamente un misterio –comenta a la agencia de la Santa Sede «Fides» el director del estudio bíblico franciscano, el padre Frederic Manns–. Nunca como en este año jubilar ha habido peregrinos de todo el mundo. Era como una confirmación de la profecía de Isaías: todos los pueblos vendrán Jerusalén. Los hoteles y los lugares santos estaban repletos, la gente hacía colas de horas para visitar el Calvario o la gruta de Belén… Pero donde está el bien, también el mal trabaja: ahora ya todo ha quedado bloqueado».