NUEVA YORK, 10 enero 2001 (ZENIT.org).- Que el mundo tiene hambre no es una novedad. En cambio, el que siga siendo siempre la misma parte del mundo la que la sufre, es una derrota. Lo revela el nuevo informe del Programa Alimentario Mundial (PAM) de la ONU que acompaña al mapa, trazado por primera vez del hambre en el mundo.
Las zonas calientes del planeta están en rojo. Y dentro de este color, el tono más intenso, sigue coloreando Africa. Un continente que ostenta también el triste primado del sida, el mayor número de guerras que han estallado en el arco de los últimos cinco años, de la sequía, del hambre y de las enfermedades que son consecuencia de la misma.
«En la actualidad –afirmó en una rueda de prensa el lunes pasado Catherine Bertini, que desde hace años está al frente del PAM– hay al menos 830 millones de personas que sufren los efectos del hambre. Y este mapa demuestra que millones de estas personas sufren también los efectos, no sólo debido a los conflictos o los desastres naturales sino por las consecuencias de la pobreza».
El informe arroja un dato elocuente: más de una persona de cada siete en el mundo corre el riesgo de morir de hambre.
«La guerra y la sequía –advierte Bertini– siguen siendo los mayores factores que imponen a las personas dejar las propias casas, las cosechas y las fuentes de subsistencia. Los conflictos internos, los choques sociales y los desastres naturales siguen siendo en cambio las principales fuentes de inseguridad alimentaria. Y el PAM ayuda a millones de personas que sufren las consecuencias».
«Estamos registrando una tendencia alarmante –denuncia la responsable del PAM– que demuestra que naciones ya pobres, soportan el ulterior peso de la simultaneidad de los desastres naturales o causados por hombre. Me refiero a Sudán, Etiopía, Eritrea, Indonesia, Afganistán, Sierra Leona, Guinea Bissau y Tayikistán».
Sólo en el Cuerno de Africa, alrededor de 16 millones de personas seguirán necesitando ayuda alimentaria debido al conflicto entre Etiopía y Eritrea y a la sequía que asola la región desde hace varios años. De hecho, alrededor de dos terceras partes del total de la ayuda de emergencia proyectada por esta agencia de la ONU para este año se designarán a esta región africana.
«Millones de personas están todavía en peligro en el Cuerno y los próximos meses serán críticos para mantener la recuperación», aclaró.
Desafortunadamente, ha seguido informando la representante de la ONU, la situación no tiene visos de mejorar en el 2001.
El mapa ilustrado por Bertini presenta, como países más afectados por la sequía Pakistán, Irán, Armenia y Georgia. Asimismo muestra que el 11 por ciento de los 481 millones de latinaamericanos y caribeños padecen la pesadilla de la malnutrición. En particular, citó Haití, Nicaragua, Bolivia y Honduras.
Bertini reveló que los donantes han respondido rápidamente a las necesidades de Etiopía y Eritrea. Ahora bien, denunció que no se han recogido fondos para los programas de Irak, que debían haber servido para mitigar la dura situación de niños de menos de cinco años.
En Irak la ONU está supervisando el famoso proyecto «petróleo por comida», que permite al régimen de Bagdad comprar este tipo de ayudas a cambio de «oro negro».
En el curso del año apenas acabado, el PAM ha distribuido bienes alimentarios en más de 80 países a un total de 89 millones de personas.